La turistificación en Canarias, un fenómeno que ha transformado la economía y sociedad del archipiélago, plantea un delicado equilibrio entre prosperidad y sostenibilidad
Santa Cruz de Tenerife.- Las Islas Canarias, un paraíso en el Atlántico conocido por sus paisajes volcánicos, playas doradas y clima templado, se han convertido en uno de los destinos turísticos más populares de Europa. Sin embargo, el fenómeno de la «turistificación» o «síndrome de Venecia» —proceso de transformación de un lugar debido al desarrollo intensivo del turismo, impactando su economía, sociedad, cultura y medio ambiente— ha cambiado significativamente esta región, generando un debate sobre los beneficios económicos y los costos sociales, culturales y ambientales asociados.
La industria del turismo es el pilar económico de Canarias, siendo uno de los mercados turísticos mundiales más importantes y el principal sector de su economía desde hace ya cinco décadas. Contribuye de manera significativa al Producto Interno Bruto (PIB) de las islas y es una fuente vital de empleo. Miles de canarios dependen directa o indirectamente del turismo para su sustento. No obstante, aunque genera empleo, la mayoría de estos trabajos son estacionales y a menudo mal remunerados, lo que plantea interrogantes sobre la calidad del empleo en el sector.
El boom turístico ha tenido un impacto profundo en la vida de los residentes. Uno de los efectos más evidentes es el aumento del costo de vida. La alta demanda de alojamiento ha disparado los precios de los alquileres y las propiedades, dificultando el acceso a la vivienda para los locales. Además, la afluencia de turistas ha cambiado la demografía de las islas, especialmente en las temporadas altas, y ha fomentado el asentamiento de extranjeros, alterando la estructura social tradicional.
Otra consecuencia asociada es el fenómeno de la gentrificación, un proceso de renovación y reconstrucción urbana que provoca el desplazamiento de los habitantes más pobres, que son sustituidos por personas de mayor poder adquisitivo. En Canarias, algunos ambientalistas se refieren a este fenómeno como “islas gentrificadas”.
Este proceso no ha estado exento de conflictividad social. Ecologistas y asociaciones ambientales, con perfiles muy identitarios, han hecho su bandera la defensa de zonas del litoral contra el abuso por parte del binomio turismo-construcción.
La turistificación también ha repercutido en la cultura local. Las tradiciones y costumbres de las islas, que son una parte integral de su identidad, corren el riesgo de ser comercializadas y alteradas para satisfacer las demandas de los visitantes. Este proceso puede llevar a una pérdida de autenticidad cultural. Además, los espacios públicos que solían ser disfrutados por los residentes ahora están frecuentemente dedicados al turismo, creando una sensación de exclusión entre la población local.
El desarrollo turístico ha impuesto una gran presión sobre los recursos naturales de las islas. La construcción de hoteles y complejos vacacionales ha llevado a la degradación del medio ambiente y la pérdida de biodiversidad. La demanda de agua y energía también ha aumentado, poniendo en riesgo la sostenibilidad de estos recursos esenciales. La conservación del medio ambiente es un desafío crucial que enfrenta Canarias en su camino hacia un turismo sostenible.
Para mitigar los efectos negativos de la turistificación, las autoridades canarias han implementado diversas políticas y medidas. Entre ellas, la regulación de la construcción de nuevas infraestructuras turísticas y la promoción de un turismo más sostenible. Se están desarrollando iniciativas de ecoturismo y turismo rural que buscan respetar el medio ambiente y las comunidades locales, ofreciendo una alternativa más responsable al turismo masivo.
El principal desafío es encontrar un equilibrio entre el desarrollo turístico y la sostenibilidad. Canarias necesita asegurar que el turismo siga siendo una fuente de ingresos sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras. La diversificación económica es otra área clave; reducir la dependencia del turismo mediante el fortalecimiento de otros sectores como la tecnología, la agricultura y la pesca es vital para la resiliencia económica de las islas.
La turistificación en Canarias es un fenómeno complejo que ha traído consigo tanto beneficios como desafíos. Mientras que el turismo ha impulsado la economía y creado empleo, también ha generado impactos sociales, culturales y ambientales significativos. La gestión adecuada y sostenible del turismo es crucial para asegurar que las Islas Canarias sigan siendo un destino atractivo, preservando al mismo tiempo su identidad y recursos naturales. Encontrar este equilibrio es esencial para el futuro de las islas y el bienestar de sus habitantes.