El Cabildo de Gran Canaria crea cinco nuevas comunidades energéticas en varios municipios para impulsar el autoconsumo compartido y la transición hacia la energía limpia
Las Palmas de Gran Canaria.- El Cabildo de Gran Canaria ha anunciado la puesta en marcha de cinco nuevas comunidades energéticas en los municipios de Artenara, Agüimes, Santa Lucía de Tirajana, San Mateo y La Aldea. Estas iniciativas, impulsadas por el Consejo Insular de la Energía, se suman a los proyectos ya existentes en Jinámar, Arinaga, Siete Palmas y Playa del Inglés. El objetivo principal es fomentar el autoconsumo compartido y avanzar en la transición hacia la energía renovable en la isla, como parte del compromiso de Gran Canaria con la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.
Las comunidades energéticas permiten que ciudadanos y pequeñas empresas colaboren en la producción, consumo y gestión de energía renovable, generando electricidad principalmente a través de sistemas fotovoltaicos instalados en los tejados de edificios y viviendas. Esta estructura facilita que los residentes puedan reducir sus facturas de electricidad al mismo tiempo que disminuyen su dependencia de los combustibles fósiles. Además, las comunidades energéticas refuerzan el papel activo de los ciudadanos en el proceso de transición energética, ofreciendo una solución sostenible y económica que tiene beneficios tanto ambientales como económicos.
Inversión y apoyo institucional
El Cabildo de Gran Canaria ha destinado 500.000 euros en subvenciones para cubrir el 100% de los gastos relacionados con la creación de estas nuevas comunidades energéticas, incluyendo los costos de las oficinas técnicas, la gestión y el asesoramiento para su correcta implementación. Este apoyo es fundamental para garantizar la viabilidad de los proyectos, sobre todo en los municipios más pequeños, donde los recursos locales pueden ser más limitados.
Adicionalmente, los proyectos cuentan con financiación europea a través de los fondos Next Generation, que proporcionan un respaldo financiero clave para que las comunidades puedan materializarse y seguir adelante con el proceso de transición energética. Estos fondos permiten, además, la instalación de equipos de generación renovable, como paneles solares, y apoyan la creación de infraestructuras necesarias para compartir la energía generada entre los vecinos participantes.
Comunidades energéticas en marcha
Las comunidades energéticas que ya están en funcionamiento en la isla de Gran Canaria son ejemplos exitosos de cómo la cooperación entre instituciones, ciudadanos y empresas puede generar resultados tangibles en la mejora del acceso a la energía limpia. En Arinaga, por ejemplo, se ha realizado una inversión de más de 3 millones de euros para crear trece plantas fotovoltaicas que abastecen a la comunidad, lo que ha permitido reducir significativamente los costos de electricidad para los residentes y mejorar la sostenibilidad del suministro energético.
Por su parte, en Jinámar, la comunidad energética cuenta con una asignación de 15 millones de euros para la instalación de ocho grandes plantas solares, las cuales están ayudando a transformar una zona históricamente vulnerable en un ejemplo de eficiencia energética. En Siete Palmas y Playa del Inglés, otras dos comunidades energéticas ya han recibido fondos europeos para la instalación de sistemas fotovoltaicos en edificios municipales y residenciales, lo que también ha generado un impacto positivo en la reducción de los costos energéticos y en la mitigación del cambio climático.
Ventajas de las comunidades energéticas
El modelo de comunidades energéticas ofrece una serie de ventajas tanto para los participantes como para el entorno. En primer lugar, promueve un enfoque colaborativo en el que los vecinos comparten la energía generada, lo que resulta en ahorros significativos en las facturas de electricidad para las familias. Esta reducción de costos es particularmente beneficiosa en una región insular como Canarias, donde los precios de la energía suelen ser más altos debido a la dependencia de fuentes externas de combustible.
Además, al generar energía localmente a partir de fuentes renovables, las comunidades energéticas ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y mejorando la calidad del aire. Este tipo de proyectos también fomentan la independencia energética de los municipios, disminuyendo su vulnerabilidad frente a las fluctuaciones de precios en los mercados internacionales de energía.
Las comunidades energéticas también promueven una mayor democratización del acceso a la energía, ya que permiten que los ciudadanos participen activamente en la producción y gestión de su propio suministro energético. Este enfoque no solo refuerza el sentido de comunidad, sino que también ofrece una solución inclusiva y accesible a las familias que pueden no tener los recursos económicos para instalar sus propios sistemas de generación renovable.
Plan de expansión y futuro
El anuncio del Cabildo de Gran Canaria sobre la creación de estas cinco nuevas comunidades energéticas refleja el compromiso continuo de la isla con la transición hacia la energía limpia. El Consejo Insular de la Energía ya ha adelantado que planea seguir expandiendo este modelo a más municipios de Gran Canaria, con la meta de que todas las zonas de la isla puedan beneficiarse de los beneficios del autoconsumo compartido en un futuro cercano.
Gran Canaria está trabajando para convertirse en un referente a nivel regional y nacional en la implementación de modelos sostenibles de energía. El Cabildo espera que, al ampliar la red de comunidades energéticas, no solo se reduzcan los costos de energía y las emisiones de carbono, sino que también se cree un modelo replicable en otras regiones que enfrenten desafíos similares en cuanto al suministro y la sostenibilidad energética.
En definitiva, la creación de estas cinco nuevas comunidades energéticas en Artenara, Agüimes, Santa Lucía de Tirajana, San Mateo y La Aldea es un paso decisivo hacia un modelo energético más sostenible, colaborativo e inclusivo, que no solo beneficiará a los participantes actuales, sino que también sentará las bases para un futuro más limpio y seguro para las próximas generaciones en Gran Canaria.