Artículo de opinión de Rafael Lutzardo, periodista y escritor.
Los años van pasando y las etapas también. Lo cierto es, que en cada una de ellas he vivido momentos distintos, situaciones entrañables y momentos de tristeza y soledad. Reconozco que en ocasiones he tenido las coordenadas perdidas; desorientado, confundido en un mundo de locos, donde cada uno va a lo suyo o intentan joderte por otro lado. Bueno, tampoco quiero generar en este artículo un pesimismo monumental. También he tenido y tengo, cosas bonitas e importantes en mi vida. De alguna manera me siento un verdadero privilegiado, pues no en vano tengo familias, amigos y conocidos. Digamos que ha sido la semilla que he sembrado como agricultor de la vida y los valores humanos. También comprendo que todos hemos recibido alguna decepción o desencanto en la vida, pero al parecer eso es natural en la vida del ser humano en el planeta tierra. Bien, lo importante es seguir luchando, creciendo haciendo cosas importantes y ser felices con las personas que te rodean. Sinceramente, todos hemos mentido alguna vez en la vida, pues de lo contrario no seríamos humanos. El que diga que eso no es así, se engañaría así mismo. De la misma manera, y mientras viva, todavía me queda mucho que aprender de la vida. Vivo en un mundo maravilloso, sorprendente, lleno de incógnitas y misterios. Ese es el morbo de lo que puede y será el mundo desde las raíces de la naturaleza. En ocasiones lloramos de impotencia, recuerdos, rupturas afectivas y por la soledad forzada o deseada, pero son las pruebas que nos ponen cada etapa de nuestras respectivas vidas.
Mis deseos más prioritarios para seguir viviendo en este mundo con calidad de vida es la salud. Sí, no tengo la menor duda. Lo material me importa, pero en otro orden de la clasificación general de la vida. Teniendo salud lo tengo todo; vida, ilusiones, fuerzas, aspiraciones, deseos, sueños, proyectos, objetivos y metas. Seguro que es pedir mucho, pues entiendo que la vida tiene sus propias leyes para los seres vivos. Leyes, que podemos estar de acuerdo o no, pero que es una realidad que debemos asumir mientras tengamos vida en este mundo terrestre. Los años son los que te van indicando el camino de la vida y sus consecuencias; un recorrido obligado a la evolución del ser humano y de sus tecnologías. ¿Cuántas cosas más tendré que ver y aprender en esta vida? Esa esa la gran pregunta que me hago cada día, aunque hay quien dice que eso no le preocupa. Es decir, la salida más fácil para muchas personas es vivir el día a día, ese presente que nos da la oportunidad de seguir viviendo, pero que entiendo que no es tarea fácil llevarla a cabo, pues muchas son las circunstancias que nos rodean y nos impiden para vivir de una manera feliz. La felicidad se puede conseguir con una taza de leche y gofio, mientras que para otros la felicidad es conocer el mundo o tener un lujoso yate rodeado de bellas mujeres. En definitivas, yo seguiré viviendo en la medida de mis posibilidades, con la mente sana, deseando lo mejor para los demás en un mundo que sigue su recorrido y no encuentra parada para el viajero que necesita una pausa para la reflexión.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.