Nueva semana, donde todo parece estar tranquilo en una España que todavía no se define como proyecto de futuro de Gobierno, a la espera de lo que sus socios los independentistas le exijan al actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Mientras tanto, la vida sigue su curso normal, pero con las guerras bélicas que todavía sigue estando activas y la gran invasión de inmigrantes africanos a las islas Canarias y resto de España. Así mismo, muchos millones de españoles están esperando para ver como será el futuro de esta España dividida en dos partes. Por lo tanto, lo que tenga que venir que venga, pero que sea para mejor. Sobre todo, que la paz en España siga siendo el referente dentro de una sociedad pluralista y democrática. Queremos vivir sin guerras; sin sufrimientos, sin hambres y miserias. Queremos una España unida, respetada, libre y democrática. Que nuestros hijos y nietos puedan vivir y trabajar en este maravilloso país.
Por otro lado, y en lo que respecta a mí personalmente, puedo decir que he tenido una semana maravillosa; pese a la climatología que rodeaba en la atmósfera, augurando nubes grises y algunas lluvias débiles. De la misma manera, tuve consulta con mi odontólogo, Luis de Marí, el cual, junto con su equipo profesional, me recibieron con cariño y respeto, alentándome y preocupándose por mi actual estado de salud. Una vez regresado a La Laguna, me puse a copiar mi agenda de contactos, pues por un error mío, borré todos mis datos de la agenda telefónica.
Por la tarde, decidí caminar desde San Benito hasta la calle Heraclio Sánchez. Calle que por unos instantes me embargo de recuerdos alegres de otra época. Un lugar, donde durante muchos años los estudiantes caminábamos por todos aquellos bares y tascas; hablando, cantando y en muchas ocasiones veíamos otro amanecer. El Búho, Zipi Zape, Bar La Estrella; La Carrera; etc., junto con la Avenida Trinidad, Bar Los Guaches, El Carro y El Tamaduste, fueron escenarios de encuentros y momentos maravillosos.
La verdad que me sentí feliz, especialmente por poder transitar unas calles que en otra época marcaron mi vida. Muchas fueron las personas que conocí. Algunos ya no están. Mientras que otros, viven con el peso de los años y la rapidez de la vida.
Así pasé una semana muy feliz y entretenida; ignorando al cáncer que sigue en el interior de mi cuerpo; pero que no le estoy dando ninguna oportunidad y facilidad para que siga creciendo dentro de mis órganos internos. Otra semana y momento que la vida me ha regalado. Quiero seguir viviendo, pero sin prisas y al golpito. Amo a la vida y necesito tener salud para disfrutar de sus maravillas naturales. Esta noche, y una vez que esté acostado, miraré al techo de mi habitación y seguiré recordando aquellos años mozos, donde muchos amigos y compañeros nos deleitaron con sus grupos de las tunas. Guitarras y panderetas universitarias fueron instrumentos de un paso por la vida; de una etapa que nunca más volverá a nuestras vidas, pero despidiéndome con una sonrisa a la vida.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.
