Tenerife se enfrenta a una de las sequías más graves de su historia reciente, un fenómeno exacerbado por el cambio climático y que pone en jaque no solo el suministro de agua para sus habitantes sino también para el sector turístico y la agricultura
Santa Cruz de Tenerife. La isla de Tenerife, joya de las Islas Canarias, enfrenta un reto ambiental de magnitud considerable: la sequía. Este fenómeno, exacerbado por el cambio climático y un patrón de precipitaciones cada vez más errático, afecta no solo a los ecosistemas naturales de la isla, sino también a dos pilares fundamentales de su economía: el turismo y la agricultura. La gestión del agua se convierte, por ende, en un asunto de crítica importancia tanto para la población residente como para los miles de turistas que visitan Tenerife anualmente.
El turismo, principal motor económico de la isla, consume una cantidad significativa de recursos hídricos. Hoteles, campos de golf, piscinas, y otros servicios turísticos como los parques temáticos dependen del agua para su funcionamiento, lo que aumenta la presión sobre un recurso ya de por sí limitado. La sostenibilidad del turismo en Tenerife pasa, inevitablemente, por una gestión más eficiente del agua, adaptándose a la nueva realidad climática que vive la región.
Por otro lado, la agricultura de Tenerife, tradicionalmente adaptada a las condiciones áridas de la isla, enfrenta nuevos desafíos. Cultivos como el plátano, la vid, y una variedad de hortalizas dependen del riego para su producción. La sequía no solo reduce la disponibilidad de agua para este fin, sino que también incrementa los costos de producción y limita la capacidad de los agricultores para mantener sus cultivos, afectando la economía local y la seguridad alimentaria de la isla.
Ante este panorama, la utilización de desaladoras emerge como una solución crítica para mitigar la escasez de agua en Tenerife. La desalinización del agua de mar ofrece una fuente alternativa de agua dulce, esencial para satisfacer las necesidades de la población local y los visitantes, así como para garantizar la continuidad de las actividades agrícolas. Sin embargo, la implementación de esta tecnología conlleva desafíos propios, incluyendo altos costos de operación y posibles impactos ambientales asociados con el proceso de desalinización y la disposición de la salmuera resultante.
En un contexto más amplio, la sequía en Europa se ha intensificado, con el continente calentándose casi dos veces más rápido que el promedio mundial en las últimas tres décadas. Los efectos van desde la reducción en la generación de energía hidroeléctrica y nuclear hasta el aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, pasando por un impacto negativo en la agricultura debido a malas cosechas. Todo esto contribuye a una crisis económica y de costos de vida, con España experimentando particularmente condiciones extremadamente secas y calurosas.
La búsqueda de un equilibrio sostenible se hace cada vez más urgente. La adopción de prácticas de gestión del agua más eficientes, junto con la inversión en tecnologías de desalinización y la promoción de un uso responsable del agua por parte de todos los sectores, son pasos fundamentales para asegurar el futuro hídrico de Tenerife. La colaboración entre el gobierno local, el sector privado, la comunidad científica y la ciudadanía es clave para desarrollar e implementar estrategias integradas que permitan a la isla enfrentar esta crisis de manera efectiva.
La situación de Tenerife es un recordatorio de la importancia de gestionar de manera sostenible los recursos naturales y de adaptarnos a las nuevas realidades que impone el cambio climático. La isla se encuentra en un punto crítico, donde las decisiones que se tomen hoy determinarán su resiliencia y sostenibilidad en el futuro. La inversión en desaladoras y en tecnologías de ahorro de agua, junto con una mayor concienciación sobre la importancia de preservar cada gota de agua, son esenciales para asegurar que Tenerife pueda continuar siendo un paraíso tanto para sus habitantes como para los visitantes que llegan de todas partes del mundo.