Las Palmas de Gran Canaria.- Los residuos plásticos inferiores a 1 milímetro que se acumulan en las costas de las Islas Canarias se relacionan con microfibras provenientes de la ropa y tienen su origen en los vertidos de aguas residuales en el mar. Así lo asegura un artículo publicado por la prestigiosa revista científica Marine Pollution Bulletin, una de las más importantes del mundo en materia de contaminación marina, firmado por el grupo de investigación en Ecofisiología de los Organismos Marinos (EOMAR) del Instituto Universitario de Acuicultura y Ecosistemas Marinos Sostenibles (IU-ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
En nuestro día a día utilizamos atuendos con fibras sintéticas. Vestidos, camisetas, ropa interior, chandals, mallas, uniformes… Cada vez son más las prendas que incluyen materiales sintéticos en su confección, y todas ellas recogen el mismo problema: cada vez que las lavas, sueltan pequeños trocitos de plástico que se cuelan directamente por el desagüe y que son tan pequeñas que ningún filtro las detiene, contaminando nuestros mares y océanos.
La investigación de EOMAR, cuyo objetivo prioritario era entender el origen de las basuras marinas que se acumulan en las costas canarias, y que se centró en seis playas de Gran Canaria, arrojó resultados tan significativos como que la acumulación de los microplásticos más pequeños, aquellos menores a 1 milímetro, muestran una distribución espacial en las playas totalmente diferenciada a los de mayores dimensiones.
En este caso, se hallaron únicamente microfibras cuyo origen, según el artículo, está vinculado a las fibras sintéticas presentes en la ropa. Su acumulación, en base a los resultados de la investigación, se relaciona estrechamente con el tipo y cantidad de los vertidos de aguas residuales y con los provenientes de los usuarios de las playas.
En el estudio se realizó una monitorización a lo largo de 12 meses para estimar la abundancia y tipología de los microplásticos (0,01mm-5mm) y los mesoplásticos (5-25 mm), y también se hallaron algunos tipos de residuos cuyo origen probablemente sea endógeno, como es el caso de bastoncillos de oídos en la playa de Bocabarranco (Gáldar, Gran Canaria).
La mayoría de las playas estudiadas fueron seleccionadas dentro de la costa noreste en base a la dirección predominante del viento, las olas y la corriente, si bien se tomaron otras en cuenta para realizar una estimación global. En concreto, se estudiaron La Laja y La Cícer, en Las Palmas de Gran Canaria; Bocabarranco, en Gáldar; Los Cuervitos, en Agüimes,; Playa del Águila, en San Bartolomé de Tirajana; y Veneguera, en el término municipal de Mogán.
Origen externo de los residuos de mayor tamaño
La investigación de EOMAR confirmó, a su vez, que la llegada de los residuos de mayor tamaño encontrados en las playas estudiadas, de más de 1 milímetro, provienen de fuera del Archipiélago y su arrastre hasta las islas está condicionado principalmente por las corrientes oceánicas, por el oleaje y por el viento. El elemento determinante para constatarlo fue el hallazgo en estos residuos de una gran cantidad de pellets de resina, materia prima de la industria del plástico.
En esta investigación, que lleva por título “Estudio de la contaminación plástica y sus posibles orígenes en las playas de Gran Canaria (Islas Canarias, España)”, han participado los investigadores del IU-ECOAQUA Jorge Rapp, Alicia Herrera, Ico Martínez, Eugenio Raymond, Ángelo Santana y May Gómez.
Para seleccionar las playas a estudiar tuvieron en cuenta, además, una serie de características generales: tener suficiente arena para la recolección de muestras, el fácil acceso a la playa, contar con una gran capacidad de retención de desechos marinos según su ubicación y orientación, que la recopilación de datos fuera sencilla y que cumplieran con los principales vectores de contaminación.
Los vectores que consideraron fueron la presencia de descargas de aguas residuales, la presión antropogénica en función del número de habitantes y el número de visitantes en base a los últimos datos recogidos por el Gobierno de Canarias, la presencia cercana de un barranco y la contaminación aérea, entre otros. En este sentido, La Cicer y la Playa del Águila muestran los niveles más altos de presión antropogénica todo el año.