No descubro nada nuevo si escribo que España esta en estos momentos de patas arriba, especialmente a lo que se refiere a la conformación y consolidación de un Gobierno estable que vele por los intereses de 47 millones de españoles. De momento, el primer asalto de la sección de investidura que la avalaba al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, resulto fallida. Por lo tanto, mucho merengue y fresas hay en la tarta institucional de esta investidura que provoca la tentación de muchos partidos políticos comer de ella.
Al margen de la configuración del nuevo Gobierno estatal, España atraviesa por múltiples problemas que están poniendo en jaque a la ciudadanía. El abusivo precio de los productos más básicos de una casa de familia está por las nubes. Por poner un ejemplo, la papa canaria excelencia de la gastronomía canaria, se ha visto manipulada en el alza del precio; justificando su subida por la presencia de unas larvas de escarabajos detectadas en un campo del cultivo del condado de Kent (Inglaterra); motivando generar un gran negocio para aquellas personas que están especializadas en los negocios de una economía sumergida.
Hay que señalar, que Canarias tiene tres cosechas de papas al año lo que motiva que puede subsistir a nivel local sin problemas, pero de repente se ve huérfana de semillas, donde los agricultores no pueden hacer frente a los gastos económicos tan desproporcionados. Por si fuera poco, las ayudas económicas de la Unión Europea no se dejan ver. Y si lo hace, es en determinados sectores muy selectivos, pero sin olvidar que el Gobierno de Canarias poco interés demuestra por buscar alternativas que mejoren la labor de los agricultores, incluyendo la valoración que la tierra nos ofrece. Para mal mayor, el plátano canario, se ha visto, esta llamado a su desaparición. El ejemplo más claro y duro lo tenemos en la isla de La Palma, donde el volcán hizo mucho daño a la agricultura, al margen de las viviendas.
Así pues, plátanos, papas, tomates, millo, gofio y otros productos de nuestra tierra, se han visto alterado por la manipulación de un sistema gubernamental que ha ido a la deriva desde hace muchos años. Por todo mello, si no defendemos lo nuestro la agricultura local esta perdida y en manos de los grandes corruptos. La tierra hay que trabajarla, pero también necesita ser atendida con todas sus necesidades. Herramientas; ayudas económicas, precio de mercado asequibles, respeto y valoración al agricultor y sobre todo ayudar a los jóvenes de la importancia que tiene la tierra si se trabaja para el consumo alimenticio de día a día.
Ahora más que nunca, la oferta de trabajo en Europa esta debilitada, augurando un futuro poco prometedor en miles de jóvenes, especialmente cuando se trabaja a través de los contratos ´basuras´. Es el momento de saber y valorar la importancia de la tierra si se trabaja y se le da el valor que se merece. Bastantes problemas tenemos ya con la competitividad de los países más cercanos a Canarias. Los cuales nos venden todas clases de productos, verduras, aceites, semillas y frutas. Sin duda, es una pena que eso ocurra en Canarias; máxime cuando todo eso lo podemos tener nosotros aquí con precios mucho más asequibles.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.
