La próxima manifestación del 20 de abril en Canarias no solo busca la paralización de proyectos como el hotel de La Tejita y Cuna del Alma, sino que también enfrenta visiones opuestas sobre la ecotasa y el desarrollo turístico en el archipiélago
Santa Cruz de Tenerife. Este 20 de abril, Canarias será escenario de una manifestación, apodada “20A”, clave en la lucha contra el actual modelo de desarrollo turístico. La protesta, marcada por la controversia en torno a proyectos como el Hotel de La Tejita y el complejo Cuna del Alma, destaca por su llamamiento a la paralización de estas construcciones que, según los manifestantes, amenazan la sostenibilidad ecológica y cultural de la región.
La manifestación surge en un momento crítico, donde la tensión entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental se ha intensificado. Las organizaciones turísticas, empresariales, políticas y sociales están divididas: algunas apoyan la protesta, argumentando la necesidad de preservar el patrimonio natural y asegurar que el turismo beneficie a toda la población canaria; otras, en cambio, defienden los proyectos en curso y advierten sobre el riesgo de afectar la principal fuente de ingresos de las islas.
El evento no solo refleja el creciente descontento social, sino también el debate económico sobre la gestión de los ingresos del turismo. En el centro del debate está la propuesta de una ecotasa, que el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, no ha descartado establecer para redistribuir los beneficios del turismo hacia una mayor sostenibilidad ambiental. Sin embargo, esta propuesta enfrenta oposición dentro del gobierno, notablemente del vicepresidente, Manuel Domínguez (PP), quien aseguró que “no habrá tasa turística” el pasado 12 de abril.
Los empresarios canarios prefieren un leve aumento en el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC) como alternativa a la ecotasa, argumentando que este ajuste fiscal sería menos perjudicial para la competitividad turística de las islas. Advierten que una ecotasa podría desincentivar las visitas turísticas, impactando negativamente la economía local, que depende en gran medida de este sector.
Este aumento propuesto en el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC) por los empresarios canarios implicaría no solo que los turistas pagarían más por disfrutar de sus vacaciones en Canarias, sino también que los residentes canarios enfrentaríamos costos más altos al querer alojarnos en hoteles de nuestras islas.
En cuanto a las organizaciones políticas y sociales, las opiniones están divididas. Algunos grupos consideran que la ecotasa es esencial para garantizar un futuro sostenible para las islas, mientras que otros creen que impone una carga injusta sobre los turistas y podría tener un efecto disuasorio, en lugar de ser una solución real a los problemas ambientales y sociales generados por el turismo.
Las reacciones ante estos proyectos y propuestas son variadas. Por un lado, la Intersindical Canaria ha apoyado fuertemente la manifestación, solicitando una moratoria turística, la implementación de una ecotasa y una ley de residencia para abordar lo que describen como un ‘modelo de desarrollismo suicida’ que amenaza la supervivencia del territorio debido al impacto de macroproyectos que priorizan intereses oligárquicos. Además, organizaciones como la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) critican duramente la construcción de complejos como Cuna del Alma en zonas protegidas, señalando la repetición de errores del pasado en nombre de un supuesto compromiso con la sostenibilidad.
Este complejo panorama refleja una comunidad dividida en cómo equilibrar el desarrollo económico con la protección ambiental y cultural. Las decisiones que se tomen no solo influirán en la política local sino también en la percepción internacional de las Islas Canarias como un destino turístico sostenible.