Las mascarillas de “Mercy”, algo más que un “granito de arena”

Quédate en casa, pero si se te ocurre cómo ayudar a tus vecinos sin saltarte el confinamiento, ¡inténtalo! Necesitamos a más “Mercy”

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En Miramar, un importante núcleo residencial del distrito de Ofra en Santa Cruz de Tenerife, convive un gran número de personas que lo poblaron en los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado. Una población de mayores que son los candidatos más óptimos para que la pandemia se extienda y prospere.

La mascarilla terminada y lista para su uso.
La mascarilla terminada y lista para su uso.

Mercedes Placeres, “Mercy”, vecina e hija de residentes del barrio, es una mujer siempre volcada, por naturaleza, a echar una mano cada vez que se precisa, a “poner su granito de arena”. Ante lo que su sentido común le indicaba y lo que a ella le resultaba más que obvio, que si eres mayor y con alguna patología y debes salir de casa por necesidad -comprar comida, medicamentos, etc.- debes hacerlo con alguna protección contra el Covid-19, pensó que lo más evidente era usar mascarilla. Ante la inexistencia de unidades a la venta en la farmacia del barrio y, aún menos en el supermercado de Mari, decidió ponerse a pelear contra esta enfermedad fabricando ella misma mascarillas y facilitándolas gratuitamente a los vecinos que ella conoce de toda la vida y de los que sabe muy bien el riego al que se están sometiendo por no contar con esta protección.

Tras averiguar y conseguir en internet varios modelos de patrones se puso manos a la obra y fabricó algunas unidades, aunque los resultados, a pesar de cumplir con las especificaciones de los modelos, no le convencieron. Una cosa es un modelo y otra hacerlo con los materiales de que dispone -sábanas de algodón y elástico para costura-, así que decidió modificar el modelo y crear una mascarilla de doble capa, con una abertura por la que, a la hora de su uso, se le incluye un pañuelo de papel a modo de filtro. La ventaja del modelo es que después de su uso y, tras retirar el pañuelo de papel, la lavaremos en una solución de agua con jabón y lejía; lavada y desinfectada, se escurre y cuelga para su secado; después, planchar la mascarilla para intentar que el calor desinfecte más, si cabe.

Empezó a fabricarlas manualmente a principios de la semana del 30 de marzo, a mano pues su máquina de coser está averiada hace algún tiempo. En este tiempo elaboró una treintena de unidades que ya ha suministrado a una decena de familias del barrio de Miramar. Ahora, sigue fabricando más mascarillas ya que aún hay más vecinos que las necesitan, aunque reconoce que su fabricación depende de las existencias. Dice que sábanas, sí puede aún encontrar, pero cuando se le termine el elástico de sujeción no le será fácil reponerlo, teniendo en cuenta que las mercerías están cerradas y no se pueden adquirir materiales de costura.

Quédate en casa, pero si se te ocurre cómo ayudar a tus vecinos sin saltarte el confinamiento, ¡inténtalo! Necesitamos a más “Mercy”.