Ciudadanos de Santa Cruz de Tenerife,
Hoy hemos modificado la mayoría municipal y dotado a la ciudad de un Gobierno mejor que el que teníamos, un Gobierno que responde a los verdaderos resultados de las pasadas elecciones, unas elecciones que en nuestra ciudad perdió la izquierda.
La censura es una herramienta democrática y legal recogida en nuestra Constitución, aunque a algunos les produzca alergia. Y esta moción de censura es la consecuencia de un año de marketing y propaganda política, de abandono de la gestión pública, y de desnaturalización de lo que significa la responsabilidad de representar a nuestros vecinos.
Patricia Hernández se equivocó: su deseo de vendernos una historia en la que todos los demás son malvados, corruptos o idiotas, la ha dejado cada vez más sola. Gobernar no es destruir cada día al adversario, es levantarse cada mañana con la intención de ganárselo, de incorporarlo al trabajo por la ciudad, de generar consensos, no peleas, de aprovechar lo mejor de todos, no destacar lo peor, lo que nos enfrenta y deshumaniza.
Gobernar una ciudad no consiste en anteponer colores políticos a las soluciones: Santa Cruz y sus vecinos no necesitan teñirse de un color, necesitan un programa de gestión pactado con todos, renunciando a los conflictos en beneficio de todos. Santa Cruz necesita un gobierno moderado, comprensivo, humanitario, preocupado por la gente. Un Gobierno que entienda que la prioridad de gobernar no es enfrentar a unos contra otros y dividir, sino unir. Ahora más que nunca, con la crisis social y económica que se nos viene encima, el gobierno de Santa Cruz tiene que ser un gobierno para todos, no sólo para los de mi partido, no sólo para mis votantes, no sólo para mis amigos o los familiares de mis amigos…
Una moción de censura es un instrumento para exigir la responsabilidad política última y total de un Gobierno. Lejos de la negatividad con la que algunos se defienden de sus efectos prácticos, la moción de censura es siempre constructiva, porque así lo determina la ley. Y es sorprendente que en el PSOE no lo entiendan así. Quizá deberían preguntarle a Pedro Sánchez.
En ese sentido, la propuesta que yo he apoyado es una propuesta que suma. No la he votado con voluntad de dañar a nadie. En mis cuatro años de concejal en la oposición al Gobierno del alcalde Bermúdez siempre había propuestas acompañando mis críticas. Con este cambio de Gobierno, lo que busco y quiero es apostar por la modernización de la estructura administrativa, mejorar nuestro hábitat social, vivir la ciudad como un espacio para la alegría, la felicidad y la cultura… sobre todo, es una propuesta que cree necesaria una estrecha relación de ida vuelta con los vecinos de cada barrio y de cada distrito, sin importarnos lo que piense o lo que vote, si es de los míos o es de los tuyos. La propuesta que yo apoyo cree en la mejora continua, la innovación, el valor del esfuerzo y en dar sentido a la política útil. Esa política útil que ha estado absolutamente ausente cuando más hemos necesitado que el Gobierno asumiera los retos de una situación inesperada y terrible. Se me ha acusado de negociar esta moción de censura durante el confinamiento. Es verdad, como lo es que esta moción de censura es también consecuencia de la actuación del gobierno municipal y de la alcaldesa durante el confinamiento. Porque fue entonces cuando pudimos comprobar que el “¡Hola a la nueva Santa Cruz!” era sólo un eslogan.
Fue entonces, durante el encierro obligado, cuando fue evidente la incapacidad de Patricia Hernández y su gobierno para asumir responsabilidades, para establecer con urgencia protocolos para proteger a nuestros vecinos. Fue entonces cuando pudimos comprobar el colapso de Asuntos Sociales, el abandono de los más necesitados, el desprecio absoluto a nuestros autónomos, o con los empleados públicos. Nuestra policía local y protección civil, protagonistas y héroes en esta pandemia, merecían de sus gobernantes una mejor gestión para facilitar su trabajo… Porque una ciudad en emergencia no se gobierna culpando a los que estaban antes de todos los males o paseando por los barrios confinados carrozas musicales. Nuestros vecinos no se merecen esto.
Lo importante ahora es superar un año perdido en la ineptitud y los conflictos. Lo importante es que la nueva mayoría aplique un programa claro que aborde la recuperación social y económica de Santa Cruz, que refleje la voluntad de sostenibilidad y respeto al medio ambiente, que sirva para crear un Ayuntamiento más moderno, con trabajadores ilusionados, con acceso digital a través de la inteligencia artificial y -como no-, contribuya a un Santa Cruz con proyección internacional, atractivo para traer inversiones que revaloricen nuestro patrimonio y nuestra cultura y ayuden a contener el desplome del empleo.
Por eso, me tendrán para propuestas, mociones, e ideas que hagan salir de la oscuridad a esta ciudad, pero no me tendrán nunca en el barro de las descalificaciones personales. Los vecinos de Santa Cruz no nos votaron para eso. Me presenté en las elecciones para trabajar y dar la cara por los chicharreros, nunca permitiré que Santa Cruz sea moneda de cambio. En la política no todo vale, han creado ustedes el relato del “quítate tú pá ponerme yo” pero aquí los únicos responsables de la inestabilidad de este gobierno son ustedes. Los que desatendieron sus obligaciones y compromisos, y quien provocó la dimisión de un concejal que formaba parte de su gobierno, doña Patricia. Si quiere explicarse porque ha perdido usted la mayoría, pregúntese que intereses forzaron la salida del señor Lazcano. No busque más, siempre ha tenido usted delante –yo diría que al lado- a la principal responsable de la pérdida de su alcaldía. Y desengáñese, no va a volver a pasar, este nuevo Gobierno no tiene intereses que vayan a forzar la dimisión de más concejales. Hemos venido para trabajar por nuestros vecinos, no para repartirnos el poder. La estabilidad empieza ahora.
El miércoles me declaró usted oficialmente tránsfuga: lo que son las cosas, con Matilde Zambudio, expulsada del partido, usted dejó pasar tres meses, tres –tiempo suficiente para que los juzgados decidieran medidas cautelares- para no tener que mandar a doña Matilde al grupo de no adscritos y que ella pudiera seguir cobrando su sueldo. Conmigo no ha esperado usted ni una semana, ha convocado un pleno extraordinario. No me importa, yo no vine a esto para cobrar un sueldo o hacer favores. Vine a esto para trabajar.
Yo no he cambiado mis convicciones, pienso ahora lo mismo que hace un año, creo que es necesario ser fiel a los propios principios, y mi visión de lo que necesita Santa Cruz tampoco ha cambiado. No me asusta estar sin siglas políticas, ya se verá en lo que queda todo esto, llevo muchos años en Ciudadanos, y sé que mis ideas siguen siendo las mismas que tiene mi partido. Por eso, quiero recordar lo que dijo don Ramón Trujillo en su discurso del año pasado, que él estaría siempre en la coherencia, en los valores y principios y en el interés general de Santa Cruz, por encima de su propio partido. Quizá sin saberlo, el Sr. Trujillo piensa lo mismo que aquél gran político conservador británico, Winston Churchill, que dijo que “a veces hay que cambiar de partido para no cambiar de principios”. Es la frase de una persona decente, y lo mismo puede suscribirla un comunista que un conservador, un socialdemócrata que un liberal. Porque personas decentes –e indecentes, por desgracia- hay en todas partes. Y a mí me preocupa lo que mi familia, mis amigos y mis vecinos, la gente a la que quiero… piensen de mí, de mi decencia y de mi coherencia.
Otros dijeron que no podrían dormir en un gobierno con Pablo Iglesias y a las 24 horas se daban un gran abrazo. Ya nos contará ese truco el PSOE, que coherencia es esa, lo estoy esperando. Pero yo sí que no voy a padecer de insomnio, yo no voy a engañar a quienes me votaron.
Lo que voy a hacer es aplicar dos máximas que ustedes aplaudieron hasta con las orejas hace un año. La primera dice que “tránsfugas son los que se van a otro partido”, y la segunda que “entregar el acta, sería achantarse a una medida de presión”. Por si no lo reconocen, son cosas que dijo Matilde Zambudio antes de convertirse en la segunda de Patricia Hernández, mientras recibía sus aplausos. Espero que ustedes no tengan una doble vara de medir, no quiero ser mal pensada.
Pero sepan que yo no olvido, yo no me asusto por sus pequeñas mezquindades en Twitter, por las cosas que dicen de mí sus medios, porque me acusen de ser lo que no soy… no me achantan las amenazas, no me vendo por un sueldo, ni voy a esconderme. Me crié en un país donde la gente que dice y hace lo que cree, no se expone a ser insultada en las redes sociales o privada de un salario, sino a ser secuestrada, torturada y asesinada.
Por ellos, en mi recuerdo… y ahora por los que viven en Santa Cruz, por quienes trabajan en Santa Cruz, por los que visitan Santa Cruz, tenía la obligación moral de impulsar esta moción de censura. Y eso he hecho.
Muchas gracias.