Podemos afirmar que Feijóo ya ha constatado, a su pesar y alegría de otros muchos, que no tiene los suficientes apoyos entre los partidos del arco parlamentario para gobernar España. Ha intentado medrar buscando carroña política, como buen buitre, lo que supondría el transfuguismo al proponer a los diputados “buenos socialistas” (esos que, para la lideresa fascista del PP, Ayuso, ya no existen) que le dieran los cuatro votos que le hacen falta para alcanzar la mayoría necesaria o, en el peor de los casos, que se abstuvieran o no acudieran a la votación del 27 de septiembre (Esperanza Aguirre les podrá asesorar adecuadamente).
Después de comprobar que al PNV no le interesa suicidarse políticamente, que pedir a Junts que se sentara a negociar provocó que el PP catalán se sublevara y que hasta Ayuso afirmara que el PSOE quiere llevar a España a una república federalista y laica (Alemania, USA, etc.), lo que supone perder el tiempo con ellos, Feijóo ya ha dado por perdido ser presidente de España. Algo que, parece ser, sabía mejor que nadie que sucedería así. Esto, entre otras cosas, tiene ya consecuencias colaterales que, irreversiblemente, conlleva a obligar en Murcia a pactar con Vox, su socio, el futuro de los murcianos, ya que, consecuentemente, todas las cartas han quedado boca arriba, por lo que ya nadie se traga, después de lo visto y oído, lo del “cordón sanitario” en Murcia.
Dentro del mundo de yupis creado por la dirección del PP en Génova para que los españoles nos creyéramos que Feijóo tenía alguna posibilidad, parece evidente que su propuesta al jefe del Estado de que lo designe candidato presidencial se basa en una mentira. No me dirán que es un disparate, visto lo visto. ¿Ha engañado Feijóo a Felipe VI? Si es así, a partir de ahora en qué espectro político debemos ubicar al Partido Populista Español, llamado PP. Está claro que su objetivo era gobernar a cualquier precio y que, para él, el fin justifica los medios. Son la extrema derecha, la Alianza Popular que fundó el gallego Fraga que se perpetúa, aunque cambien sus siglas o de pájaro. Ellos son los que incumplen la Constitución, los que pactan con falangistas (Vox), dieron golpes de estado (Tejero), Tamayazos y lo del “gobierno del pueblo” (democracia) no ha estado nunca en su ADN político. Solo es cuestión de bucear en el árbol genealógico del PP.
Bueno, todo este mes de septiembre servirá para que Sánchez afine en sus pactos y que después Feijo fracase el 27. Le habrá dado una prórroga de dos meses al presidente del Gobierno de España en funciones para que intente formar nuevo gobierno. Eso sí, con al menos 176 votos afirmativos de los diputados en el Congreso, donde se ganan las elecciones para gobernar España.
Oscar Mojón, opinador sin acritud.
