¡Ya estás aquí 2022!
No será por falta de ganas de la gente, ansiosa que andaba de que llegara este día y despedir a tu antecesor como fuera, como si no llegara la hora entre tantas tribulaciones, en medio de una realidad tristona y restrictiva.
Bienvenido sea el nuevo ciclo, después de haber alcanzado el objetivo de escribir la entrada del blog todos los días durante dos años consecutivos.
Aún resuenan las peticiones: salud, sobre todo. Los ecos perdurarán mientras la lista de contagios se extiende.
Pero también trabajo.
Y que prevalezca el amor. Que los valores de la amistad, del afecto y del aprecios sigan multiplicándose. Todos fraguando el respeto y la tolerancia sin los cuales vamos a ninguna parte.
Ya es algo más que una convicción: nada será como antes.
Hay que esmerarse, hay que cumplir, hay que ajustarse… Eso no va en contra de la libertad individual y mucho menos, de la colectiva. La convivencia depende de lo que se haga. En casa, en el trabajo, en los espacios comunes.
¡Bienvenido 2022!
Que todo lo que nos depares sea positivo –por pedir, que no sea- pues quedan muchos objetivos por alcanzar. Hay que luchar contra las adversidades, de acuerdo pero que sepan ellas que no es fácil doblegar a quienes arrancan cargados de voluntad, fe y razón.