Santa Cruz de Tenerife.- Las propias autoridades sanitarias han reconocido que se necesitan muchos más rastreadores para seguir la pista a los positivos por COVID-19. De hecho, se ha llegado a pedir la ayuda del ejército para aumentar el número de efectivos, pero los veterinarios canarios tienen claro que, en palabras de María Luisa Fernández Miguel, presidenta del Consejo Regional de los Colegios de Veterinarios de Canarias, “los veterinarios somos los profesionales idóneos para llevar a cabo óptimamente esa tarea”, al tiempo que Alejandro Suárez, presidente de los colegiados grancanarios apunta que “la idoneidad de los rastreadores del ejército dependerá de cuál sea su formación previa. No es una tarea que pueda hacer cualquier persona y en Canarias hay más de 1.500 colegiados en ambas provincias formados para realizar esta tarea”.
Y es que, aunque la cara más conocida de los veterinarios es la de médicos de los animales de compañía, “nos hacemos cargo también de otras parcelas con repercusiones muy relevantes para la salud pública, ya que somos profesionales expertos en bioseguridad: vigilamos la seguridad de lo que comemos, inspeccionamos mataderos y granjas para controlar la calidad, el estatus sanitario y el bienestar de los animales, controlamos enfermedades zoonóticas —aquellas que pasan de los animales a las personas, como el propio COVID-19— e investigamos sobre muy diversos campos. No hay otra profesión que, en su conjunto y por su propia naturaleza, esté tan familiarizada desde sus orígenes con la epidemiologia como la medicina veterinaria, ya que estudia el desarrollo epidémico y la incidencia de las enfermedades infecciosas en las poblaciones, sean humanas o animales”, explica la presidenta de los veterinarios canarios.
“Debemos tener en cuenta que en el planeta convivimos 9 millones de especies y la humana es tan solo una de ellas. Sólo conocemos el 1% de los virus de los animales silvestres y no es ninguna coincidencia el hecho que el 70% de las enfermedades que afectan a la población humana tengan un origen animal. Tenemos que cambiar el enfoque sanitario porque COVID-19 no es la primera zoonosis que, los últimos años, irrumpe en nuestras vidas y porque la historia está llena de epidemias y pandemias con el mismo origen: el paso de virus de animales al ser humano. Sin embargo, la creciente densidad poblacional que estamos experimentando, una estructura social que cada vez más nos lleva a vivir en colectividades, la globalización y la rapidez del transporte de mercancías y personas hacen probable que tengamos que hacer frente a otras pandemias en el futuro, especialmente si no consolidamos estrategias de actuación globales en grado de salvaguarda de ecosistemas, animales y personas bajo el concepto de una sola salud que es como los veterinarios desde siempre entendemos la salud”.
Precisamente con el objetivo de instar a que se tenga en cuenta este ofrecimiento de profesionales de primer nivel, el Consejo Regional de Colegios Veterinarios de Canarias han solicitado una reunión al Consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Blas Trujillo, al que quieren hacer llegar tanto la predisposición de los profesionales canarios para formar parte de esos equipos, como su ofrecimiento para apoyar al sector hostelero y turístico asesorando a los establecimientos en materia de higiene y normas de prevención relacionadas con la seguridad alimentaria y el COVID-19 mediante propuestas concretas que pueden contribuir a la recuperación del sector al representar un valor añadido ante los consumidores en cuanto a mayor seguridad y prevención.
Finalmente, los veterinarios quieren solicitar también que se les libere de la prescripción médica obligatoria para que se les realicen pruebas PCR. “Durante el estado de alarma, las actividades veterinarias se consideraron como esenciales, tanto si se trataba de especialistas en animales de compañía como si se trataba de ganadería, équidos, seguridad alimentaria, veterinarios municipales o de inspección alimentaria, que han venido desarrollando sus funciones y tareas profesionales durante toda esta crisis sanitaria. Los veterinarios somos evidentemente un colectivo de riesgo con una función fundamental para garantizar la salud de animales que conviven con familias, el control sanitario de los animales de abastos y la vigilancia de plagas de insectos y roedores que afectan también a la salubridad de los espacios públicos», explica María Luisa Fernández Miguel, presidenta del Consejo Regional de Colegios Veterinarios de Canarias.