Semana de temperaturas bajas y de lluvias suaves. Comienzo este nuevo artículo inspirado por lo que me dicte mi corazón, pero también acompañado de una canción de la que fuera maravillosa artista, Amy Winehouse. De la misma manera, creo recordar que en otras ocasiones he escrito que la escritura es cuestión de inspiración y del momento que estés viviendo. Son las etapas de la vida las que nos van formando y a la vez transformando en una visión intelectual con más experiencia sobre el concepto que tenemos del mundo actual donde vivimos. Sin duda, somos aves de paso, pero no por ello debemos de abandonar lo que son nuestras ilusiones y proyectos.
Cierto es, que nuestras vidas pueden ser cambiadas y sorprendidas en cinco minutos por diferente motivos. Muchas veces pensamos que nada nos puede ocurrir, que somos inmortales ante las enfermedades que el destino nos puede dar. Y eso es bueno, pues no debemos de estar pensando todos los días en la muerte ni en los problemas que nos puedan llegar; de lo contrario viviríamos en una burbuja de amarguras y complejos ante el temor de lo que nos pudiera suceder. La vida tiene sus propias directrices y su organigrama de la propia naturaleza. Juventud y vejez son dos caminos distintos; dos libros de la enciclopedia de la vida que nos enseña la importancia que tienen los valores morales.
En lo que a mi respecta, sigo siendo un aprendiz de la vida; pero intento prestar atención de todo aquellos consejos y detalles que la vida y la humanidad me enseñan. Ahora estoy en una nueva fase de mi vida; en la búsqueda de una solución que motive darme la oportunidad de seguir en este escenario de los seres vivos. No oculto, que algunas son las noches que no me permiten conciliar el sueño, propiciado por los constantes bombardeos de los grandes problemas que en la actualidad mantienen muchos países del planeta del sistema solar que gira alrededor de su estrella. Desgraciadamente, no puedo resolver ni cambiar el modo de vida del ser humano; reconociendo que me encantaría vivir en un mundo más humano, justo e igualitario, pero eso es imposible.
Por otro lado, tengo que acatar y asumir como son las leyes naturales de la vida y las leyes realizadas por los seres humanos. Lo importante es no dejar que tu mente te desmotive; que te convierta en una especie de objeto inservible. Las dos grandes verdades de la vida son: nacemos y morimos. Es por ello, que debemos de aprovechar los momentos de nuestra juventud y vejez, pero siempre que sea con calidad de vida. Reconozco que ya estoy entrado en años, una vida cultivada y llena de sensaciones positivas y de muchos sacrificios. No puedo quejarme, especialmente porque he conseguido muchos objetivos y proyectos que había soñado. Ahora toca luchar para vencer al enemigo que invadió el interior de mi cuerpo. Para ello, cuento con el apoyo y amor de mi familia, el cariño de mis amigos/as y de la ciencia de la medicina. Así pues, mis energías y actitud son positivas; pero siempre mostrando una sonrisa a la vida.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.