La última tecnología combinada con una extrema sutileza artística logra una réplica de Risco Caído de sobrecogedora exactitud

Factum Arte precisó más de 2.500 imágenes para la duplicación mimética del sutil relieve de la roca tallada por los aborígenes, la pieza llegará a Gran Canaria en diciembre para su montaje en enero de 2020 en el Centro de Interpretación situado en Artenara

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Las Palmas de Gran Canaria.- La última tecnología combinada con una extrema sutileza artística de los especialistas de Factum Arte han logrado una réplica de sobrecogedora exactitud de la cueva de Risco Caído, el sorprendente marcador astronómico aborigen situado el corazón de Gran Canaria, tras meses de trabajo en este estudio de referencia mundial en la reproducción de hitos como la tumba de Tutankamón o el lienzo Las Bodas de Caná de Paolo Veronese.

El director del proyecto, Pedro Miró, subraya que este encargo del Cabildo de Gran Canaria supone “un ejemplo perfecto del uso de la digitalización para la divulgación y la accesibilidad del patrimonio”, pues permite vivir la experiencia emocional y sensorial de estar físicamente dentro del santuario en un entorno indistinguible de la cueva original.

En el camino de seis meses que ha conducido a la cristalización del facsímil se han dado la mano las técnicas digitales más avanzadas que aplica Factum Arte en sus talleres de Madrid, Londres y Milán con la sutiliza artística porque solo así era posible que la cueva real y la replicada se parezcan como dos gotas de agua, como pudo comprobar el consejero de Presidencia del Cabildo, Teodoro Sosa, en una discreta nave del barrio de Ciudad Lineal en la que renacen los iconos del patrimonio internacional, y donde resaltó el delicado trabajo que pincelada a pincelada, matiz a matiz, realizaban los artistas de Factum para dotar de impactante realismo a la neocueva.

Y es que hasta una quincena de profesionales de talla internacional se embarcaron, con la asistencia de los técnicos del Cabildo, en una aventura que comenzó con una visita de varios especialistas al almogarén de Risco Caído. Allí, en el interior de este legado del pasado aborigen, emplearon una combinación de técnicas de digitalización sin contacto de última generación para capturar el color, la textura de la superficie y las dimensiones de la cavidad.

En primer lugar hicieron uso de un escáner LiDAR (sistema de medición láser terrestre) para generar un modelo geométrico preciso del interior de la cueva, elemento que también serviría de base para la posterior superposición de colores y texturas.

Las superficies de la cueva se grabaron mediante fotogrametría, una técnica que puede producir modelos 3D detallados mediante la extracción de características comunes de cientos de imágenes 2D superpuestas. Se tomaron de hecho más de 2.500 imágenes de Risco Caído que fueron procesadas para la duplicación mimética del sutil relieve de las caras de roca tallada.

Risco Caído ya se había convertido a esas alturas en una precisa realidad virtual. El siguiente paso consistía en materializar la ingente cantidad de datos obtenidos. Su construcción se llevó a cabo introduciendo sistemas de mecanizado controlado por ordenador, de modo que la superficie de la cueva fue esculpida digitalmente antes de ser tratada y montada por expertos artesanos y restauradores que le otorgaron su aspecto definitivo.

Además, el color grabado previamente con fotografía panorámica en Risco Caído se imprimió como referencia para los artistas que trabajaron en la rematerialización y que tuvieron que pintar la superficie del facsímil en un proceso largo, delicado y laborioso para dar vida de nuevo a la policromía de la cueva dos milenios después.

Recreación del fenómeno lumínico de Risco Caído

En el caso de Risco Caído, la inmersión en la muestra más sorprendente del dominio técnico que alcanzó una civilización que se desarrolló en aislamiento durante más de 1.500 años se complementará con la recreación dentro del facsímil del fenómeno lumínico que genera la entrada del sol en la cámara original entre los equinoccios de primavera y otoño.

Estos seis meses se resumirán en apenas unos minutos que mostrarán el recorrido de la luz solar y la interacción y el juego de formas que establece con los triángulos púbicos, cazoletas y grabados en bajo relieve presentes en la cueva.

La visita también situará al público ante el efecto que se produce en determinados días del año en los que los rayos del sol parecen dibujar determinadas formas e incluso siluetas de apariencia humana en el interior de la cueva.

Este viaje sensorial al pasado aborigen a través de este túnel en el tiempo y el espacio incluirá igualmente la simulación del momento en el que, tras los seis meses de incursión del sol, hace su aparición la luz de plata de las lunas llenas, que penetra a través de la pequeña claraboya cuadrangular practicada por los aborígenes en el techo en parábola de Risco Caído.

El traslado a la isla del facsímil

La estructura que reproduce la emblemática cueva del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, ámbito declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, llegará a la isla en barco en diciembre para su montaje a partir del 8 de enero de 2020 en el lugar reservado para ella en el Centro de Interpretación de Artenara, donde el Cabildo ultima la adaptación del espacio donde será admirada por el público.

Una vez concluya el anclaje del facsímil, la corporación insular abordará los trabajos relacionados con la accesibilidad, a cuyo término todo estará preparado para su apertura al público, prevista para febrero.

Factum Arte, ganadora del concurso convocado por el Cabildo de Gran Canaria, ha ‘clonado’ las colosales estatuas lamassu de Nimrud (Irak), la mítica cueva sagrada de Kamukuwaká en el Mato Grosso brasileño, la Dama de Elche que se puede contemplar en el Museo Arqueológico de Madrid o los monolitos de Bakor en Nigeria, y también ha elaborado piezas encargadas por artistas clave del siglo XXI como Jan Hendrix o la performer Marina Abramović.

El proyecto de digitalización posee otra vertiente que resulta crucial para el conocimiento y la conservación de la cueva número seis de Risco Caído, ya que ha generado una inmensa documentación del lugar donde la ancestral población grancanaria tallaba sin saberlo los rasgos y atributos de un paradigma mundial de los asentamientos trogloditas en territorios insulares.