Los Llanos de Aridane.- La Asociación Agua para La Palma vuelve a salir al paso de unas declaraciones públicas del consejero de Aguas del Cabildo palmero, Carlos Cabrera, y le acusa de «seguir en la estrategia de responder con medias verdades o directamente falsedades» a este colectivo ciudadano que lleva tres años defendiendo una nueva política de gestión de los recursos hídricos para abaratarlos hasta un 90% a la agricultura, aliviando así los costes que ya soporta este sector con la subida de los abonos, los bajos precios de la fruta y las consecuencias de la crisis volcánica que tiene hundida la economía insular.
El acuífero palmero recibe cuatro veces más agua de lluvia que la demanda anual, y, por tanto, no se justifica implantar desaladoras ni encarecer los costes de producción a los agricultores debido a los enormes gastos en combustible fósil para impulsar agua de pozos costeros hasta cotas superiores. Bastaría, subraya la asociación, con aprovechar los recursos hídricos que se capten en el Túnel de Trasvase y la colocación de tranques (cierres) en 90 galerías de la isla para su explotación a demanda, lo que evitaría su sobreexplotación y garantizaría su recarga, y se aseguraría resolver para siempre los problemas de suministro en el Valle de Aridane, agravados tras la erupción de 2021.
Cabrera, entrevistado el 24 de febrero en la cadena SER en respuesta a unas declaraciones del presidente de esta asociación el día anterior en la misma emisora, trata de desacreditar estas reivindicaciones de Agua para La Palma, que incluyen la denuncia de que en el Túnel de Trasvase, una obra que el Cabildo tiene «en estado de ruina», los tranques están mal instalados, fuera de los diques, y hay pérdidas de agua, un hecho que el Cabildo «oculta conscientemente».
La asociación insiste en que el consejero «se dedica a decir medias verdades o directamente miente, como que hará unos sondeos para estudiar el estado del acuífero; sondeos que ya existen en el propio Túnel de Trasvase, y Carlos Cabrera ya está avisado de que no va a sacar agua, de que serán un fracaso más con un coste en millones de euros en Las Cuevas o en El Matadero, pues el diámetro de la perforación es muy pequeño y dará una superficie de drenaje igual de pequeña que, unida a que se prevé realizarlos en el mortalón (terreno saturado) se sabe que dará muy poca agua».
Desde esta asociación «jamás» se ha pedido terminar de lado a lado el Túnel de Trasvase, «solo perforar a demanda, un kilómetro más por el lado oeste, y realizando la obra que permita restituir las reservas al acuífero sin dejar que los recursos se pierdan en el mar».
«La soberbia o algún interés ajeno al bien común no corrigen el modo de actuar del consejero, que comete dejación de funciones y administración desleal con este recurso público», lamenta este colectivo ciudadano, a quien el consejero «no va a engañar, porque contamos con el asesoramiento de un ingeniero que Carlos Cabrera se empecina en desprestigiar, pero que ha demostrado el fracaso de las obras hidráulicas del Cabildo en que se derrochan de forma continua millones a espuertas». Sostiene la asociación que el Consejo Insular de Aguas debería obligar a la instalación de estos tranques hidráulicos en las galerías y ayudar económicamente a sus propietarios, pues la Ley de Aguas de Canarias le obliga a vigilar que no se tire o se haga mal uso del agua, como viene ocurriendo hasta ahora.
En La Palma solo en 6 de las 7 galerías que dentro de La Caldera de Taburiente son propiedad de los Heredamientos de Argual y Tazacorte, es decir de iniciativa privada, tienen cierres hidráulicos o tranques realizados; y recientemente con inversión pública se ha realizado un tranque únicamente en la galería de San Miguel en Breña Alta.
A juicio de Agua para La Palma, «parece que el consejero orienta todas sus decisiones en favor de los grandes tenedores de tierra y aguas que han convertido este recurso en objeto de especulación propiciando su despilfarro, no poniéndole remedio a la pérdidas; por consiguiente su escasez es creada para mantener altos sus precios, y en última instancia, aprovechando la catástrofe volcánica, se atreve a introducir la desalación en una isla que tiene agua, metiendo en el mercado del agua «agua cara, escasa y mala», que ya los agricultores se encargarán de recordarle el peso y la calidad de las piñas de plátanos que están cortando».
UN EMBALSE NATURAL DENTRO DE LA PALMA GRACIAS A LOS DIQUES VOLCÁNICOS
La asociación considera necesario que la población conozca que sus propuestas son viables, avaladas por el ingeniero especializado en esta materia Dr. Carlos Soler Liceras, y que se basan en que la isla tiene un sistema hidráulico natural que es un regalo de origen volcánico, lo que permite contar bajo el Arco de la Cumbre con el acuífero más importante y abundante de Canarias, gracias a la disposición de los diques geológicos que allí se encuentran y que forman un verdadero embalse natural en el subsuelo.
Bajo las montañas que vemos todos los días existen lo que denominamos diques, auténticos muros o paredes de roca basáltica que alcanzan grandes alturas y distintos grosores siempre en sentido vertical, muchos de ellos desde en el fondo oceánico en la base de la isla hasta casi la superficie. Estos diques se formaron por el enfriamiento rápido del magma en su ascenso por las fisuras que encontraba en su recorrido. Estas formaciones geológicas se disponen cruzándose de norte a sur y de este a oeste.
El agua de la lluvia se infiltra atravesando el material geológico permeable, que rellena las celdas o depósitos naturales que forman el cruce de los diques, los cuales, al ser de composición basáltica y distinto grosor, ofrecen una barrera al recorrido del agua, por ese mismo motivo el agua va saturando los materiales que encuentra como si de una esponja se tratara; eso dificulta que descienda hacia el mar, pero permite al agua subir en altura. Es lo que explica además que se encuentren fuentes y nacientes a cotas altas, así como que también a cotas altas se ubiquen también galerías.
La infiltración anual en La Palma se calcula en 265 hectómetros al año y el gasto o demanda de agua de la isla está en 65 hectómetros; ello sin contar con la condensación e infiltración que se produce en la cumbre con la llamada lluvia horizontal, gracias a la condensación de la humedad que en su recorrido nos traen los vientos alisios.
TRANQUES ARTIFICIALES, LA MANERA DE GARANTIZAR EL FUTURO DE GALERÍAS Y POZOS
En La Palma todos habremos oído hablar de galerías, excavaciones realizadas en la roca en sentido ascendente en busca de agua retenida por diques normalmente desde la cota 400 para canalizar el agua hasta el exterior por la fuerza de la gravedad. Inicialmente el caudal obtenido es muy alto pues se está descargando el agua acumulada en muchos años, hasta que se estabiliza y finalmente solo saldrá el agua de recarga, a la que llamamos recurso, de ahí los aumentos o disminuciones del caudal de las galerías en función de las lluvias.
Llegados a este punto, la asociación Agua para La Palma advierte de que solo se podrán crear nuevas reservas del este líquido esencial para la vida y para la economía si volvemos a cerrar con tranques hidráulicos artificiales los agujeros o entradas perforadas en los diques al excavar la galería, igual que ya han hecho los Heredamientos. Esta solución técnica da la posibilidad de crear nuevas reservas que se usarían según se necesitara, a demanda, cerrándose los tranques de las galerías cuando no sea necesario disponer de agua y abriéndose cuando se necesite. «Se trata de aprovechar de forma inteligente lo que la naturaleza ha puesto en nuestras manos», enfatiza la asociación.
En el caso de los pozos, situados en las costas, la perforación es descendente, y en muchos casos a partir de cierta profundidad se abre una galería con traza horizontal. En estas captaciones de agua siempre es necesaria la utilización de energías fósiles (petróleo) para bombear hacia el exterior el agua obtenida. Pero además, apunta la asociación, el equilibrio del acuífero en la costa es sumamente delicado, de modo que si se sobreExplota («muchas veces de manera interesada por el nivel de los precios para aprovechar las ganancias») terminan salinizándose y abandonándose, razón por la que de 80 pozos que existían en la isla solo 16 pueden explotarse actualmente.