Sigmund Freud fue un médico neurólogo austriaco. Murió de un cáncer de laringe. Supo morir con su enfermedad de una manera positiva. Del cáncer que tuvo dijo lo siguiente: «el humor es una manera de ahorrar sufrimiento». Yo también tengo un okupa ilegal (cáncer) en el interior de mi cuerpo. Al igual que Freud, quiero tener una actitud positiva, pero también con mucho humor para aliviar los dolores y sufrimientos. Sin duda, una de las mejores terapias para este tipo de enfermedad es mantener en todo momento una sonrisa a la vida; provocar el humor y generar actitudes que sirvan como ejemplo positivo para todas aquellas personas que tienen alguna enfermedad oncológica.
Es cierto que la vida no es la misma que yo tenía antes de tener al enemigo oncológico en mi cuerpo. Hay una parada; un cambio brusco de la noche a la mañana, pero eso no quiere decir que mi vida se para ahí. Todo lo contrario; ahora es cuando más motivo tengo para luchar y comprender que hay un verdadero sentido por lo que luchar en la vida. Freud, junto con otras personas que tenemos la misma enfermedad, son claros ejemplos de cómo llevar en nuestras vidas al okupa ilegal mientras duren las secciones de tratamientos de inmunoterapia o de quimio. Sonrisas y alegrías que superan las maldades dolorosas de una enfermedad terriblemente cruel y asesina. No arrojaré la toalla. Seguiré fabricando las bromas, las sonrisas, la felicidad, el amor y las canciones que me den vida y libertad. La vida es muy bonita y sus escenarios bellos y hermosos. Es por ello, que merece la pena luchar con actitud positiva.
Fabriquemos nosotros mismos nuestro estado de moral, motivación, humildad, valores, sensibilidad, fuerzas ilusiones, sueños y esperanzas. Valores de propias cosechas, realizadas a través de nuestras ‘fabricas’ de los sentimientos y deseos, con el objetivo de vencer al cáncer. No dejemos de luchar, que el okupa ilegal (cáncer) no vea en nosotros debilidad y desmotivación. Todo lo contrario; enfrentémosnos cara a cara con nuestro enemigo oncológico sin miedos y sin dudas. También, contar con la ayuda del Dios del Universo, de la ciencia, de las familias y de los amigos/as. No tengo la menor duda, que ya nada será igual como aquellos tiempos climatológicos de mi infancia. Ahora, en este comienzo de siglo XXI, la atmósfera esta intoxicada por la poca responsabilidad del ser humano con el medioambiente; maltratándolo y llenándolo de basura de todo tipo. Con el transcurso del tiempo, hemos destrozado una gran parte del planeta tierra donde vivimos. Somos tan depredadores, no todos somos iguales, que miramos como prioridad la parte material; especialmente en aquellos países denominados como poderosos. Desgraciadamente, esta desidia de cuidar nuestro propio escenario terrestre, ya están dando resultados negativos.
Muchas veces el cielo se viste de color grisáceo o de un luto triste ante la poca humanidad y falta de sensibilidad de esos seres humanos convertidos en verdaderos monstruos del medioambiente. Hoy nos quejamos de los cambios tan bruscos que viene teniendo el cambio climático. No es para menos, puesto que tanto la capa ozono, la atmósfera que la rodea y las ´profanaciones´ medioambientales a las que se está viendo el planeta tierra, la naturaleza está trasmitiéndonos un: ¡Basta Ya!
Así pues, la madre naturaleza parece habernos ‘castigados’; lanzándonos un arrollador banquisal de arena africana para contaminar muchos pulmones humanos, especialmente en aquellas personas que padecen enfisema o bronquitis crónicas. Por si fuera poco, no se presagia nuevas y deseadas lluvias, aunque lo de presagiar ya pasa a un segundo plano, pues en realidad ya no se sabe cuando es invierno o verano. Tampoco, primavera y otoño. Del mismo modo, las personas mayores de antaño, presagiaban con una gran aproximación de aciertos, las predicciones de los tiempos climatológicos, especialmente aquellas personas que se dedicaban a la pesca artesanal. Eran verdaderos maestros del conocimiento de la experiencia de la vida. Sin embargo, en la actualidad y viendo como está el mundo, ni los más viejos del lugar acertarían en sus predicciones del tiempo, ya que todo va asociado a un mundo caracterizado como un verdadero rompecabezas.
Así pues, quiero concluir este fin de semana del mes de abril de 2024, comentando que me he sentido un poco incómodo por mi actual estado de salud, pero a la vez con actitud positiva y mantener como regla prioritaria la disciplina, con el objetivo de no acomodarme y darle movimiento a mi cuerpo. De la misma manera, la escritura me sirve como terapia para asumir y soportar la enfermedad oncológica que en estos momentos invade el interior de mi cuerpo. Así son las leyes de la vida y del hombre en el planeta tierra. Por todo ello, no debemos de bajar la `guardia` y seguir luchando con mucha voluntad, disciplina e inteligencia. La vida merece ese esfuerzo.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.