El pleno del Ayuntamiento, reunido el pasado 22 de marzo, ha votado unánimemente por una moción que no solo destaca la urgencia de la crisis hídrica que enfrenta la isla, sino que también propone una solución contundente: la ampliación de la capacidad de desalación de la ciudad
Santa Cruz de Tenerife. En un momento en que el cambio climático y el crecimiento poblacional presionan los recursos naturales, el agua se ha convertido en un bien preciado. La moción aprobada pide al Estado español financiar el aumento de la capacidad de la planta desaladora local, pasando de los actuales 28.000 metros cúbicos a 50.000. Esta medida, defendida por representantes de todo el espectro político municipal, desde Coalición Canaria y el Partido Popular hasta el PSOE y Vox, refleja una rareza política: un consenso transversal sobre la importancia crítica de asegurar el suministro de agua.
La ampliación de la desaladora, situada en Cueva Bermeja, es vista como esencial para evitar futuros problemas de abastecimiento en la ciudad. Además de esta iniciativa, el pleno ha propuesto acciones complementarias para mejorar la gestión del agua en la isla, como la finalización de la obra de ampliación de la depuradora de Buenos Aires para combatir los vertidos de aguas residuales al mar, y la realización de proyectos para llevar agua desalada a zonas del municipio actualmente desatendidas.
Estas medidas son respuestas a una necesidad inmediata y una visión a largo plazo de la gestión del agua en Santa Cruz de Tenerife. El consistorio está ya actualizando el proyecto para la ampliación de la desaladora, marcando un compromiso no solo con la ejecución de estas obras sino también con la búsqueda de financiación estatal para garantizar su viabilidad.
El contexto de la moción refleja una realidad más amplia: la necesidad de adaptarse a los nuevos desafíos hídricos que enfrentan muchas regiones del mundo. La acción de Santa Cruz de Tenerife se convierte en un caso de estudio sobre cómo las administraciones locales pueden liderar en la gestión de la crisis hídrica, ofreciendo soluciones prácticas y sostenibles. Este esfuerzo conjunto, que abarca desde la mejora de la infraestructura existente hasta la planificación de nuevas instalaciones, muestra una vía proactiva para abordar los problemas de agua desde una perspectiva de resiliencia y sostenibilidad.
La situación de Santa Cruz de Tenerife es un claro ejemplo de cómo el cambio climático está forzando a las comunidades a reconsiderar la forma en que gestionan sus recursos naturales. La ampliación de la desaladora representa una solución tangible y una inversión en la resiliencia de la ciudad ante los desafíos futuros. A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, la adaptación y la innovación serán clave para asegurar que todos tengan acceso al agua, un derecho humano fundamental y un pilar esencial para el desarrollo sostenible.
En resumen, la decisión de Santa Cruz de Tenerife de ampliar la capacidad de su planta desaladora es una medida audaz y visionaria que refleja la urgencia de la crisis hídrica y la necesidad de adoptar soluciones sostenibles y a largo plazo. Esta acción puede servir de modelo para otras comunidades que buscan enfrentar los desafíos del cambio climático y la seguridad hídrica, demostrando la importancia de la planificación, la cooperación y la inversión en tecnologías que protejan nuestros recursos naturales para las generaciones futuras.
