Canarias: el desafío demográfico ante la crisis de vivienda y el impacto del turismo

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Canarias enfrenta un desafío demográfico crítico, donde la presión del turismo y la vivienda exige nuevas políticas para proteger a los residentes y equilibrar el desarrollo económico


Santa Cruz de Tenerife.- El reto demográfico en Canarias es un tema que ha cobrado relevancia significativa en los últimos años, y a agosto de 2024 no es la excepción. Las islas están en una encrucijada, tratando de equilibrar el crecimiento poblacional con la sostenibilidad económica y social, en un contexto donde el turismo y la vivienda juegan roles cruciales.

El crecimiento demográfico en Canarias ha sido notable, impulsado en gran parte por el atractivo turístico de la región. Sin embargo, este crecimiento ha traído consigo una serie de desafíos. La presión sobre los servicios públicos, las infraestructuras y el mercado inmobiliario han generado una situación insostenible para muchos residentes. Las políticas y estrategias gubernamentales están tratando de abordar estos problemas, pero la solución no es sencilla y parece llegar tarde.

En respuesta a la creciente presión sobre el mercado inmobiliario, el Gobierno de Canarias está implementado nuevos programas de vivienda pública que buscan equilibrar la oferta y demanda en el mercado inmobiliario. Aunque estas medidas pretenden contribuir a la estabilización de los precios del alquiler, el impacto a largo plazo aún está por evaluarse. La regulación de las viviendas vacacionales y sus alquileres será un factor clave para estabilizar los precios, pero el equilibrio entre el desarrollo económico y el bienestar social sigue siendo un objetivo en evolución.

Las estadísticas más recientes muestran que, a pesar de las políticas actuales, la presión sobre el mercado inmobiliario sigue siendo alta, lo que genera un debate constante sobre la efectividad de las estrategias adoptadas y la necesidad de encontrar soluciones más integrales y sostenibles para enfrentar este desafío demográfico.

El turismo es una de las principales fuentes de ingresos para Canarias, generando más de 22.000 millones de euros anuales. Sin embargo, esta bonanza económica no se refleja equitativamente en la calidad de vida de todos los habitantes. El PIB per cápita de los residentes ha disminuido en los últimos años, a pesar del incremento en los ingresos turísticos. Esto indica una mala distribución de la riqueza generada por el turismo, que se concentra en manos de unos pocos mientras muchos luchan por acceder a servicios básicos y viviendas asequibles.

Uno de los principales problemas derivados del turismo es la proliferación de pisos turísticos, que ha reducido la disponibilidad de viviendas para uso residencial. Los residentes locales encuentran cada vez más difícil acceder alquileres asequibles, ya que muchas propiedades se destinan a turistas que pueden pagar precios más altos. Esta situación se ha visto agravada por la Ley estatal de Vivienda, que aunque tiene como objetivo regular el mercado y proteger a los inquilinos, en la práctica ha tenido efectos limitados en la mitigación del problema en Canarias.

El gobierno regional ha iniciado varias mesas de trabajo para abordar el reto demográfico, con el objetivo de desarrollar propuestas concretas para octubre de este año. Estas mesas se centran en diversos aspectos, desde la planificación territorial hasta la gestión del agua, pasando por la necesidad de mejorar la ley del suelo para facilitar el desarrollo de infraestructuras necesarias.

Una de las medidas discutidas es la posible limitación de la compra de viviendas por parte de extranjeros, quienes actualmente poseen el 36% de las propiedades en Canarias. Esta medida, aunque controversial, busca frenar el aumento descontrolado de los precios de la vivienda y garantizar que los residentes locales puedan acceder a propiedades asequibles. Sin embargo, implementar tal restricción es complicado debido a los principios de libre circulación de la Unión Europea.

La llamada a atraer nómadas digitales a Canarias ha generado un conflicto adicional en este contexto. Por un lado, los nómadas digitales representan una oportunidad para diversificar la economía y atraer talento internacional, impulsando sectores como la tecnología y los servicios digitales. No obstante, esta iniciativa contrasta con la propuesta de limitar el acceso a la vivienda para extranjeros, creando una paradoja en la política regional. Mientras se busca frenar la especulación inmobiliaria y proteger a los residentes locales, también se está fomentando la llegada de nuevos residentes internacionales que pueden incrementar la demanda de viviendas y, potencialmente, los precios.

La alta dependencia del turismo también ha generado efectos negativos en otros sectores de la economía local. La estacionalidad del empleo turístico crea inestabilidad económica, obligando a las arcas públicas a subvencionar periodos de baja actividad. Además, la concentración de la actividad económica en el turismo ha retrasado cambios estructurales necesarios para un desarrollo sostenible. La falta de diversificación económica hace que el archipiélago sea vulnerable a las fluctuaciones del mercado turístico, perjudicando a largo plazo el bienestar de los residentes.

También se ha propuesto, desde sectores sociales, la implementación de tasas turísticas para redistribuir la riqueza generada por el sector. Por ejemplo, se pretende cobrar una tasa por el acceso a parques naturales protegidos. Estas medidas no solo buscan incrementar los ingresos públicos, sino también regular la afluencia de turistas y minimizar el impacto ambiental. En Tenerife, el Cabildo Insular ha puesto en marcha el cobro de una tasa para el acceso de no residentes al Parque Rural de Teno, limitando el número de visitantes diarios.

El reto demográfico en Canarias es, por tanto, un fenómeno complejo que requiere soluciones integrales y multidisciplinarias. Las políticas deben abordar no solo la gestión del crecimiento poblacional, sino también la redistribución equitativa de los beneficios del turismo, la regulación efectiva del mercado inmobiliario y la protección del medio ambiente. La sostenibilidad a largo plazo de Canarias depende de la capacidad del gobierno y la sociedad para enfrentar estos desafíos de manera conjunta y coordinada.

En resumen, el reto demográfico en Canarias es una cuestión de equilibrio: entre crecimiento y sostenibilidad, entre turismo y calidad de vida, y entre desarrollo económico y justicia social. Las decisiones que se tomen hoy determinarán el futuro de las islas y el bienestar de sus habitantes en los próximos años.

 


 

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