23J: ahora toca el método extremeño

Oscar Mojón

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Alberto Núñez Feijóo. | Foto: Twitter @NunezFeijoo
Alberto Núñez Feijóo. | Foto: Twitter @NunezFeijoo

Feijóo, el presidente del Parido Populista Español, quiere que le dejen gobernar si es el más votado en las elecciones generales del 23 de julio y le pide al PSOE que sea consecuente con ello. Es decir, si Sánchez no le deja gobernar, que los barones socialistas lo echen –a Sánchez, claro– y le apoyen a él. Pero, en Extremadura, Feijóo no valida este principio central de su precampaña, no lo practica. En consecuencia, dejar gobernar a la lista más votada solo vale si le interesa al PP. Alguien cuyas acciones contradicen lo que exige a los demás que hagan es un soberbio y/o un ignorante. Estamos ante un nuevo fenómeno que bien podríamos denominar “feijoísmo” y que ya cuenta con un buen puñado de adeptos.

Como hizo la populista María Guardiola, cuyas acciones se ajustan muy mucho a aquél principio cuya autoría se le atribuyó erróneamente a Groucho Marx1 hace casi un siglo: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”. Guardiola lideró la segunda lista más votada, el PP, pero no permite que gobierne Guillermo Fernández Vara y el PSOE, ganadores de las elecciones autonómicas. ¿Hará el populista Feijóo suya la frase de su subordinada extremeña: “Los españoles están antes que mis palabras”? Así, sin principio moral o ético, sin rubor. Los principios de un populista nada tienen que ver con los morales o éticos de una sociedad democrática, ya que solo se ajustan a sus intereses económicos e ideológicos, por este orden. Vamos, lo que defino como poder. ¿Qué validez tiene la palabra de alguien así? ¿Nos debemos fiar de todo lo que dice que hará por España y, en consecuencia, por todos los españoles? ¿Es Feijóo de fiar o es el líder de un partido distópico? Mentir es decir algo que a sabiendas se sabe que no es cierto y contarlo.

Quien se cree que tiene el derecho a coartar tu libertad no tiene el derecho a ser libre. Esto debería ser un principio inquebrantable en un demócrata y, por eso mismo, cuesta creer que en las cabezas de los populistas feijoístas no haya otra cosa que recortar el estado de bienestar y progreso que hemos alcanzado los españoles durante los últimos 45 años, algo que, por lo visto, tanto perjudica a los intereses de estos extremistas de la derecha populista. Somos esos españoles, la mayoría, que no pertenecemos a su estatus social o político.

Decían que Feijóo representaba al “ala moderada” del Partido Populista Español. Hace más de un año que llegó de la mano de la insigne extremista Ayuso al máximo poder de su partido y este moderado no ha dejado ni un solo día de mentir e insultar al Gobierno de España, centrando sus injurias e insidias con falacias ad hominem en el presidente de todos los españoles. Criticar no solo es un derecho, sino la obligación de un dirigente que representa a la oposición y aspira a gobernar. Pero las formas y las maneras determinan la validez y credibilidad de sus afirmaciones y críticas. Si el argumentario se basa en la mentira, la injuria y tratar de desacreditar al gobierno o los rivales políticos, su autor se deslegitima como alternativa de un futuro gobierno.

Por último, creo firmemente que estamos ante, y esta vez muy seguro que sí, un partido político español distópico dirigido por un extremista. Ha nacido el feijoísmo.

Oscar Mojón, opinador sin acritud.

1.- Una leyenda urbana atribuye al genial actor Groucho Marx la frase «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». En realidad, esta sentencia apareció por primera vez en un periódico de Nueva Zelanda el 18 de octubre de 1873, en la forma «Estos son mis principios, pero si no les gustan, yo los cambio».


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23J: ahora toca el método extremeño
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Artículo de opinión de nuestro colaborador Oscar Mojón
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