OCU denuncia las prácticas de algunas farmacéuticas

Evitar que los medicamentos genéricos salgan al mercado o encarecerlos hasta en un 2.600% son algunas de las estrategias que se utilizan

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Madrid.- Algunos laboratorios farmacéuticos han demostrado en más de una ocasión realizar prácticas contrarias a la competencia. Abusos que representan un grave problema no solo para los sistemas nacionales de salud sino directamente para los ciudadanos afectados por diferentes dolencias. 

La Organización de Consumidores y Usuarios lleva denunciando algunos de estos abusos durante mucho tiempo, sin embargo, los organismos encargados de competencia y los tribunales de cada país actúan de manera disonante. OCU expone varios casos en los que ya hay sentencias de por medio, y al mismo tiempo exige más controles y sanciones disuasorias por parte de los organismos correspondientes.

Genéricos

Los laboratorios innovadores ponen en el mercado nuevos medicamentos, que han tenido que desarrollar a través de I+D y asegurando que son eficaces y seguros. Las moléculas pueden tener una patente de 20 años y el laboratorio tiene derecho de venta en exclusividad durante 10 años. Pasado este tiempo, otros laboratorios pueden entrar y poner en el mercado copias de estos productos, que gracias a la competencia generada ven reducidos sus precios. Sin embargo, algunos laboratorios utilizan artimañas para evitar esa competencia y posible descenso de precios.

Es el caso Johnson & Johnson y Sandoz. En el momento en que que Sandoz iba a poner el genérico de Durogesic a la venta, Johnson & Johnson acordó pagarle un monto mensual superior al beneficio que hubiera generado Sandoz por las ventas del genérico, para que no lo sacara al mercado. Resultado: multa de 10,8 millones de euros a J&J y de 5,5 millones a Sandoz.

Nada menos que 98 millones de euros tuvo que pagar Lunfbeck y más de 52 millones otras cuatro compañías con las que acordó comprar los genéricos producidos por estas y revender el citalopram de Lundbeck.

AstraZeneca, por su parte, decidió retirar las cápsulas de omeprazol cuando su patente estaba a punto de caducar, para a continuación sacarlo al mercado en comprimidos, la multa ascendió a los 52,5 millones de euros.

Precios abusivos

La subida desmesurada de precios es otro de los abusos de las farmacéuticas que afecta directamente a los sistemas nacionales de salud y a los consumidores. Ejemplo de ello es el caso de Pfizer y Flynn; Pfizer transfirió la autorización de comercialización al laboratorio de medicamentos genéricos Flynn, pero Flynn en lugar de producir la fórmula genérica de Epanutin, se convirtió en su distribuidor, acordando elevar los precios del producto hasta un 2.600% más.

Un caso curioso es del uso de Lucentis (Novartis), un medicamento empleado en enfermedades oculares, y Avastin (Hoffmann-Roche), uno empleado para el cáncer; siendo moléculas muy similares y sabiendo que ambos medicamentos admiten ambos usos, los laboratorios llegaron a un acuerdo para generar dudas del uso de Avastin (100 veces más barato) en oftalmología. Italia multó con más de 90 millones de euros a cada una de ellas y recientemente Francia también, con 440 millones de euros, sin embargo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que es el organismo que regula la competencia en España, no encontró motivo alguno para multar aquí a las compañías.

Medicamentos huérfanos

Lamentablemente, los medicamentos destinados a enfermedades raras, los llamados medicamentos huérfanos, no suelen acceder a muchos recursos para su investigación. Sin embargo, es posible encontrar nuevos usos para moléculas antiguas ya existentes. Algunos laboratorios se han aprovechado de los incentivos que ofrecen los reguladores para fomentar la I+D en medicamentos huérfanos para conseguir 10 años de exclusividad de mercado y elevar de manera astronómica los precios de venta. Es el caso de Lediant (bajo investigación en esto momentos). Algo parecido ocurre con Namuscla, de los laboratorios Lupin que, al encontrar un nuevo uso, cambiaron el nombre comercial y la dosis, pasando de costar menos de 3€ el envase de 30 cápsulas de 200mg a más de 65.000€ el tratamiento por persona y año.

OCU insiste en la necesidad de realizar controles periódicos a los laboratorios farmacéuticos y de imponer multas disuasorias a los laboratorios que atenten contra las normas de competencia. Las administraciones no deberían consentir que a las farmacéuticas les salga más económico pagar una multa y seguir abusando que cumplir la normativa de competencia.