Nuestro circo electoral, todos invitados el 28 de mayo al estreno

Manuel Expósito.

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Estamos viviendo un periodo electoral que más parece un espectáculo circense que una cita de las serias en la vida. A las urnas hay que acudir por el presente y el futuro, pero viendo las formas y maneras de algunos de los candidatos y toda su parafernalia publicitaria y mediática parece que representan un show. Las dudas surgen.

Los candidatos se presentan ante la opinión pública en plazas, pabellones y auditorios entre sus acólitos, adictos y devotos al grito de ¡presidente! ¡presidenta! ¡alcalde! ¡alcaldesa! La madrugada del 29 de mayo algunos se lamentarán de su mal fario. A ver quién es el guapo que les recuerda a estos lo del pabellón, la plaza y el auditorio. Pueden contar con nosotros para ello.

Todos ellos, los candidatos, se nos presentan alegres, risueños, sonrientes y dicharacheros. Entre otros muchos, ellos no tienen problemas para llegar a fin de mes, sus familiares o estrechos colaboradores parece que tampoco. Seguro que después de los escrutinios alguno no entenderá por qué.

Para Canarias no tiene tanta importancia lo que sucederá después de estas elecciones locales como para el resto de España. Aquí no se va a decidir si el PP sorpasa al PSOE, en todo caso sería a CC, los socialistas lo tienen bien amarrado. Otra cosa será lo que haga Curbelo (“papá”). Unas buenas perras han ido esto cuatro años para la Isla Colombina (la única que es colombina, aunque los canariones se empeñen en lo contrario). Y a mansalva.

Ahora vendrá lo mejor, con los quince días de pura campaña electoral. Nos queda por oír y ver lo mejor. Todo eso que nos prometerán y que, después de otros cuatro años, no les habrá dado tiempo de cumplir o de ejecutar (algunos, aún no han redactado su programa para esta campaña). Entonces, como hoy, después de cuatro años del pacto de las flores, podrás preguntar cuánto tiempo necesita un político para que nuestra sanidad sea sana, para que desaparezca el paro en las Islas, para que todos tengamos una vivienda digna o un trabajo decente que nos permita vivir dignamente y que nuestros hijos -presentes o futuros- tengan un porvenir con esperanza y certidumbre.

Hay que votar, sí, te guste o no, porque no votar es darle el poder político al que obtenga más porcentaje en el escrutinio. Sí, no votar es dar tu voto al que primero quede, al que más votos obtenga. Si no estás de acuerdo con ninguna propuesta política, vota en blanco. Así tu voto contará en los resultados y el que gane no podrá decir que le votó la mayoría. La abstención no sirve para nada, no votar es la mayor inutilidad que puedes hacer. Vota, aunque sea en blanco.


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Nuestro circo electoral, todos invitados el 28 de mayo al estreno
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Editorial de noticias8islas.com
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