Son 889.994,27 metros cuadrados de superficie que abarcan desde la Autopista del Sur (TF-1) hasta el mar, a la altura de Punta de Abona -un barrio del municipio de Arico-, formando una finca inscrita en el Registro de la Propiedad de Granadilla de Abona, tomo 205 del Archivo, Libro 43 de Arico, Folio 60, finca número 2.628, inscripción segunda. Este suelo fue subastado el 10 de octubre de 1999 por la Gerencia de Infraestructura y Equipamiento de la Defensa, después de su desafección del Ministerio de Defensa, por el precio de 16.972.292,25 euros. Durante décadas fue utilizado como cantón militar, espacio para realizar prácticas militares en Tenerife.
En esta superficie se encuentra lo que en la Isla se define como “la leprosería” -aunque nunca tuvo esa utilidad-, un complejo inconcluso de 36 construcciones que suman más de 12.000 metros cuadrados y diseñado por el arquitecto granadillero José Enrique Marrero Regalado, cuya edificación quedó paralizada en 1946.
No sería hasta el año 2001 cuando Playa de Arico S.A., una empresa liderada por el italiano Giacomini, llegara a un acuerdo definitivo con el Ministerio de Defensa y adquiriera el suelo en el que entonces estaba prevista una inversión cifrada en 10.000 millones de pesetas, el equivalente a 60,1 millones de euros. El proyecto en cuestión incluía la iglesia, campos de golf, edificaciones turísticas de alto standing y hasta un pequeño puerto. Las Directrices de Ordenación General y las del Turismo, promulgadas por el Gobierno de Canarias, frenaron la ejecución de este proyecto, no contemplado ni entre las excepciones que establecía la llamada Ley de Moratoria Turística.
Hoy, el proyecto que se tramita requerirá unos 363 millones de euros de inversión y abarca más allá del espacio que fue cantón militar (casi 1,8 millones de metros cuadrados), que albergará cuatro complejos hoteleros de cinco estrellas que sumarán 2.085 camas, generando en torno a 1.500 empleos. Además, se contempla un centro comercial, un parque recreativo y hasta un balneario. Teniendo en cuenta los informes preceptivos de los distintos organismos regionales, insulares y municipales, las edificaciones vinculadas a la “leprosería” quedan salvaguardadas en función del estado de cada una de ellas.
Con el paso de los años, la calidad de las edificaciones de la “leprosería” -que nunca lo fue- impide su desmoronamiento -hasta el punto que su evidente deterioro no imposibilita su recuperación- y su emplazamiento -una isla en la isla, sin vigilancia, sin control, de acceso libre y en suelo privado- convierte este complejo y lugar en el cobijo de chabolistas, convirtiéndole en el punto preferente para practicar el campismo en el sur de Tenerife.
Un paseo por el lugar constata la aportación de la práctica residencial y turística no autorizada realizada durante décadas: pintadas o grafitis, escombros, basura, heces… La situación llegó al extremo de servir como lugar de celebración de fiestas ilegales, registrándose algunas intervenciones de los cuerpos y fuerzas de seguridad requisando estupefacientes.
El gobierno municipal de Arico aplicó medidas esta semana. El lunes pasado, 2 de septiembre, procedió a la colocación de una quincena de barreras de seguridad tipo new jersey en todos los accesos posibles al espacio que fuera cantón militar. Es la primera medida que materializa el Ayuntamiento ariquero en el marco de un plan puesto en marcha para erradicar la práctica ilegal y la ocupación no autorizada de espacio público de la costa del municipio para acampar. Un hecho que alcanzó grandes dimensiones en el caso del cantón militar durante años, especialmente en la franja más próxima a la localidad de Abades y a su playa.
La medida fue aplicada con la intervención y anuencia de todas las administraciones supramunicipales: Cabildo de Tenerife, Gobierno de Canarias y el Ministerio para la Transición Ecológica, a través de la Dirección General de la Sostenibilidad de la Costa y el Mar, teniendo en cuenta que está desautorizada la ocupación del espacio de dominio público marítimo-terrestre y hacerlo en su área de influencia requiere de permiso.
Es el principio de un conjunto de actuaciones que tendrán continuidad por el resto del litoral de Arico, cuya incorporación al mercado turístico lo marcará la reconversión del cantón militar.