Las Palmas de Gran Canaria ejecuta desde junio de 2017 la implantación del Sistema de Transporte Público de Alta Capacidad, conocido comercialmente con el nombre de ‘MetroGuagua’. La aspiración del municipio de contar con un eje potente de transporte público comenzó en 2013 con la implantación de un nuevo sistema de red de líneas de Guaguas Municipales, un cambio que permitió a la compañía pasar de transportar 27 millones de viajeros, una cifra que además bajaba anualmente de forma preocupante, a 34 millones de viajeros apenas unos años después. La implicación de toda la empresa de transportes en esta apuesta merece una mención destacada, especialmente la de conductores que se involucraron de manera activa en ser los mejores prescriptores de un cambio de filosofía en absoluto sencillo, explicar a los usuarios tradicionales que pasábamos de una red de líneas independientes desde cada barrio a una red completamente integrada. En un contexto de durísima crisis económica el reto era mayúsculo: con los mismos recursos, llegar a más usuarios.
En este proceso se sentaron las bases del proyecto de un eje pesado de transporte público, triplicando el número de carriles-guagua, revolucionando los sistemas de información al viajero, desarrollando al fin aplicaciones móviles para los usuarios, estableciendo el sistema de pago sin contacto y, sobre todo, introduciendo la filosofía del transbordo gratuito, jerarquizando las líneas entre troncales y de aportación. Estos avances, unidos a la incorporación de la mayor compra hasta ese momento de vehículos, sentaron los pilares de una red de líneas global e integrada como paso previo al Bus Rapid Transit (BRT).
En octubre de 2014, tras un año de excelentes resultados de la nueva red de líneas de Guaguas Municipales, el Servicio de Urbanismo y el Departamento de Movilidad del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, gracias al encargo realizado meses antes por la empresa Guaguas Municipales, presentaron públicamente el masterplan o anteproyecto de un BRT para nuestra capital. Se trazó una hoja de ruta para el futuro del transporte público en Las Palmas de Gran Canaria y, por ende, para el futuro de la movilidad en su conjunto en nuestra capital. El cambio de gobierno en 2015 y la llegada del Partido Socialista (PSOE) a la alcaldía capitalina trajo consigo que el nuevo equipo asumía este proyecto y seguía dando pasos para hacerlo una realidad.
Sin embargo, cuando comenzó la gestión del proyecto, comenzaron los problemas. La redacción de forma aislada de cada proyecto de ejecución de obra, la falta de maduración en su trazado definitivo, trocear el proyecto con contratos demasiado deslavazados y carentes de coordinación política, la ausencia de datos claros y fiables en las estimaciones económicas y la falta de un convenio estable de colaboración interadministrativa para su financiación completa, caracterizaron los años de trabajo con respecto al BRT entre 2015 y 2017. Así, en junio de 2017 arrancaban finalmente las obras en la calle Pío XII, y desde entonces ―a pesar de que se estableció como horizonte de finalización el verano de este 2021― la gestión de la obra ha traído un resultado ampliamente mejorable, cuando no profundamente decepcionante. Tanto en lo que a plazos de obras y trastornos se refiere y, sobre todo, en lo que a transformación urbanística prometida concierne, la Metroguagua está resultando un fiasco mayúsculo. La constante han sido adjudicaciones fallidas, frecuentes retrasos y paralizaciones de las obras, rescate de tramos abandonados, conflictos con las empresas, impagos y líos judiciales, fallos y rectificaciones recurrentes, reaperturas de calles ya terminadas una y otra vez (justo estos días de nuevo en Mesa y López), etcétera.
En este momento, cuando se va a cumplir el plazo total de 4 años anunciado públicamente, no ha finalizado ni un 30 % del total del proyecto, y aquellas partes que sí han sido terminadas son las que menor complejidad técnica requerían. De hecho, cada tramo complejo ha ido sufriendo modificaciones a costa de su resultado final, como la estación subterránea que estaba prevista bajo el Edificio Miller, a la que ya se ha renunciado, o el paso subterráneo entre Rafael Cabrera y Venegas, para no afectar a Bravo Murillo, al que también se ha dado carpetazo sin estudio de tráfico alguno de sus futuras consecuencias, o lo que es aún más grave, como el tramo del Istmo, en donde se ha renunciado a hacer nuevos carriles de la Avenida Marítima ganando espacio del Puerto.
Cuando se observa el resultado final de las obras en calles como Pío XII, Venegas o Paseo Blas Cabrera Felipe, tramos ya finalizados, la pregunta que directamente asalta es dónde está la transformación urbanística prometida, el gran cambio de la trama urbana, con calidad ambiental, masa arbórea, zonas de sombra, eficiencia energética, áreas de estancia y conquista de espacio público. Mesa y López y Galicia son unas islas dentro de un continente de transformación mínima en un proyecto que se antojaba mucho más ambicioso, y ahí ni siquiera se aprovechó la obra para renovar redes de abastecimiento de aguas ni la red de saneamiento.
Si comenzamos un recorrido mental de todo el trazado de la futura Metroguagua analizando su estado actual, casi tras los 4 años después de su inicio, el resultado es desolador. Hoya de la Plata, con una futura estación y plaza cuya obra ni ha comenzado; paso subterráneo en la rotonda de Hoya de la Plata, ni una piedra se ha movido; Paseo Blas Cabrera Felipe, supuestamente terminado con un retraso superior al año y un resultado de transformación urbanística que defrauda; Villa de Zarautz y calle Alicante; obra paralizada desde hace meses con los materiales tirados sobre las aceras; conexión Vegueta-Rafael Cabrera, con ampliación de un carril en Avenida Marítima incluido, ni se ha presentado el proyecto de obra aún; tramo Rafael Cabrera, nada se ha hecho y nada se sabe, con la enorme dificultad que entraña el paso de centenares de guaguas urbanas e interurbanas por esa vía; paso de Rafael Cabrera a Venegas, renunciando al paso subterráneo para conectar con semáforos que cada 4 minutos (en ambos sentidos) se tendrán que poner en verde para la Metroguagua; Venegas – Luis Doreste Silva, en ejecución estos días para dejar la zona prácticamente como estaba, sin transformación real alguna; Paseo Madrid – Pío XII, en ejecución ahora mismo sin que se sepa el recorrido definitivo de la Metroguagua en sentido sur por esa zona (Juan XXIII con la carga actual de tráfico que tiene); Pio XII – Galicia, ya comentado y sufrido por vecinos y comerciantes; Mesa y López, con sus 3 navidades seguidas en obras; Simón Bolívar, sin moverse ni una piedra y sin que se tenga previsto nada con respecto al Rastro Municipal que se verá afectado; paso subterráneo del Parque Santa Catalina, ya sin la estación prevista inicialmente (¡mi madre los próximos Carnavales…!); Eduardo Benot e Istmo, tramos de rebajas en los que se ha renunciado a ganar espacio del Puerto para profundizar aún más la ratonera de atascos en La Isleta y el Sebadal; calles Millares Sall, Juan Rejón y Plaza Manuel Becerra, sin que tan siquiera se conozcan los proyectos de ejecución de obra.
Esta es la situación a día de hoy del proyecto de la Metroguagua en nuestra capital, 4 años después de haber empezado las obras. A esto aún hay que añadir la definición de los vehículos que finalmente se usarán, la preocupante priorización semafórica de todo el recorrido, las nuevas paradas y estaciones, los nuevos sistemas de ayuda a la explotación y seguimiento,…Y esto sin entrar en los costes y cómo se afrontarán. Corremos un riesgo enorme de que la ciudad se quede sola como paganini de toda esta fiesta… Sin duda una ejecución de proyecto del todo fallida, que costará mucho rectificar y corregir, y que en absoluto estará terminado no ya este 2021, sino tampoco en mayo de 2023 cuando el PSOE termine su segundo mandato consecutivo de su publicitaria alcaldía. Ah sí, la partida de publicidad del proyecto es la que mejor grado de ejecución tiene. En esto sí se ha sido diligente.
Ángel Sabroso. Concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.