Buenas noches.
Hoy es 31 de diciembre de 2022. Y quiero empezar este mensaje diciéndoles que hemos llegado hasta aquí gracias al esfuerzo de todas y todos ustedes.
El camino no ha sido fácil.
Ningún camino, de ningún tiempo, lo es.
Pero estos cuatro años se han convertido en una prueba especialmente complicada para quienes vivimos en Canarias. Hoy he querido acercarme a Lanzarote para desearles salud, suerte y prosperidad para 2023.
Y he venido hasta aquí porque Lanzarote es memoria de nuestra condición volcánica e insular. Aquí hay volcanes que erupcionaron durante 7 años, y Lanzarote -hoy moderna, próspera y sostenible- supo resurgir, como lo están haciendo y logrando los hombres y mujeres de La Palma, isla desde donde me dirigía el año pasado a todos ustedes; palmeros y palmeras que, con su empeño, encuentran vetas de futuro como las que encontraron nuestros antepasados cada vez que perdían lo que luego supieron convertir en un camino de esperanza.
Es en esta isla donde también eligió vivir sus últimos años el premio Nobel de Literatura José Saramago, cuyo centenario -nació en 1922- se ha conmemorado en este año que acaba. Saramago narraba en sus novelas, y lo leímos en “Ensayo sobre la ceguera”, situaciones tremendas que colocaban al ser humano ante el abismo, en su convivencia colectiva, en su futuro. Me ha venido muchas veces a la memoria esa obra durante la pandemia; esa obra durante la erupción volcánica.
Sin embargo, La Palma y Canarias entera se sobreponen a la adversidad. Reconstruyéndose La Palma y superada la pandemia, hoy tenemos menos miedos; podemos compartir abrazos y hemos aprendido a apreciar lo que realmente importa de la vida, que es la vida en sí misma.
Como presidente de Canarias, una vez más, les doy las gracias, porque no ha sido fácil. Siempre he admirado la templanza y la valentía de nuestro pueblo. Y, créanme, que en estos años no ha habido ni un día en el que no lo haya valorado.
Cuando estaba preparando estas palabras recordé la primera vez que me dirigí a ustedes en Fin de Año, cuando acababa de llegar a la Presidencia de Canarias.
Decía entonces que queríamos y nos exigíamos “unas islas con una sociedad más justa; y unas islas más solidarias y sostenibles”. Nadie podía prever todo lo que el destino nos tenía deparado desde aquel diciembre de 2019. Sin embargo, es cierto que, a pesar de todas esas contingencias pasadas, ahora mismo creo que sí somos un archipiélago más justo, más solidario y más sostenible.
Y ha sido gracias al esfuerzo colectivo, al consenso y a la unidad. Una unidad que se refleja en uno de los grandes hitos de esta legislatura: la Agenda Canarias 2030, que marca las obligaciones y compromisos que debemos cumplir como sociedad antes de 2030 con el objetivo de erradicar la pobreza, acabar con la lacra de la violencia machista, descarbonizar nuestras islas, alcanzar la igualdad social y económica entre mujeres y hombres; tener una juventud más formada y con más oportunidades; y saber devolver a los mayores, y con dignidad, lo que nos entregaron. Un documento de todas y todos firmado aquí, en Lanzarote, en Los Jameos del Agua, en ese mágico lugar en el que César Manrique supo aprovechar la extraordinaria belleza de la isla para engrandecerla. El Pacto de los Jameos ha sido, sin duda, el inicio de la Canarias qué queremos ser.
Una Canarias de esperanza que ya ha empezado a surgir.
Porque hoy esta tierra tiene más capacidad para programar su propio futuro. Sin ir más lejos, mañana, 1 de enero, la Comunidad Autónoma empezará a gestionar la administración de su litoral después de un proceso de negociación intenso para cumplir con el mandato de nuestro renovado Estatuto de Autonomía.
Avanzamos en derechos sociales, con más personas protegidas que nunca; con el mayor número de prestaciones en el sistema de Dependencia que hayamos dado en un año; o con la aprobación de la Ley de Renta Ciudadana, o la Ley “trans”, unánimes, y eso debe enorgullecernos por la altura política demostrada en el Parlamento de Canarias.
Cada avance nos hace más dueños de nuestro futuro.
Y la sociedad canaria está dando pasos enormes para el diseño de un archipiélago más sostenible con la Ley Canaria de Cambio Climático y con el impulso a las energías limpias, que ya no tiene marcha atrás.
Como tampoco tiene marcha atrás una conquista social importantísima, que es la implantación de la educación pública y gratuita de 0 a 3 años; o los acuerdos históricos para reducir la brecha salarial de género y para mejorar los convenios colectivos, o para dotar a la sanidad pública de las infraestructura y recursos humanos necesarios.
Son progresos que nos acercan a un reparto más justo de las riquezas, ahora que el turismo se está recuperando y registrando cifras similares, o incluso mejores, que las que había antes de la pandemia.
Nuestra economía ha dado muestras claras de su robustez en los peores momentos. El esfuerzo colectivo ha hecho que el archipiélago esté ahora incluso mejor en muchos parámetros que antes de la pandemia. Con propósitos que se han logrado, a pesar de todo.
Canarias avanza en positivo y eso solo se consigue con un pueblo fuerte que confía cada vez más en sí mismo. Una sociedad madura que conoce bien su potencial, que tiene amor propio y que toma las riendas de su destino.
Hoy brindo para que 2023 sea un año de prosperidad para las familias canarias. Un año de más certezas que nos permita seguir sumando más personas afiliadas a la seguridad social; que nos permita seguir bajando el paro; mantener, e incluso mejorar, esas cifras que no se registraban desde hace 14 años. Brindo por la juventud, que se incorpora cada vez más al mercado laboral, igual que brindo porque la mitad de los nuevos contratos sean de mujeres, porque antes no era así.
Todo esto hace apenas un año, con la pandemia, era impensable, pero se ha logrado.
Lo que quiero transmitirles es que, en estas Navidades, por fin, tenemos motivos que celebrar.
Sin embargo, no podemos olvidar la situación internacional que vivimos y la incertidumbre generada por la aborrecible invasión de Ucrania, que mantiene en vilo a Europa y a todo el mundo.
Y no podemos olvidar que sigue habiendo personas que lo están pasando mal cerca de nosotros. Que queda mucho por hacer.
Me dirijo a ustedes, a las familias que hoy brindan recordando a los seres queridos que ya no están, pero que siempre serán parte de nosotros.
Hoy me dirijo a quienes lo perdieron todo en la erupción de La Palma; a los migrantes que en estas fechas sienten aún más el desarraigo y la separación de sus seres queridos, a los canarios que marcharon a otros lugares y que nos mantienen en su corazón en la lejanía; a las personas que viven solas en sus casas en cualquier rincón de Canarias; a quienes me están viendo en las residencias de mayores o desde los hospitales.
No vamos a dejar de luchar. Vivimos tiempos de incertidumbre, pero no cejaremos en el empeño de que haya más justicia social en Canarias.
Lo haremos desde la unidad; con los valores que nos definen como pueblo y que nos hacen más fuertes.
Gracias a cada una y a cada uno de ustedes por permitirme llegar a este momento teniendo las puertas del futuro y de la esperanza abiertas para recibir 2023 sin miedo, con optimismo, confianza y con todas las ilusiones intactas.
El 2023 nos pertenece. Saquemos el máximo provecho a la vida. Porque lo mejor, amigas y amigos de Canarias, está por venir.
Feliz Año Nuevo.
Ángel Víctor Torres Pérez Presidente de Canarias
