Otra semana ´dibujada´ con ambiente invernal, motivando un cielo grisáceo y cerrado, obsesionado con blindar entre nubes carceleras la oportunidad de dar libertad para ver la luz natural de un sol que insiste ser protagonista de un nuevo día. Una mañana, adaptada a la estación invernal que ya pide pasos agigantados para dar entrada a la próxima estación veraniega. Otro día y momentos vividos en un escenario terrestre tranquilo y relajado; reforzado por las partes afectivas de la familia y de los amigos/as de mí entorno más directo. Sin duda, todo este apoyo incondicional que he venido teniendo y tengo a lo largo de mi vida, supone para mí la fuerza de la vida. Ese ‘motor’ afectivo que no se para durante el día ni la noche, emerge en mi alma como ‘morfinas’ que calman mis miedos y dudas ante el peligro de convivir con la soledad.
Los años van sucediéndose y nos van convirtiendo en personas con más experiencias de la vida; donde muchas tardes vemos otros atardeceres que nos indican el cierre natural de otro día y de otros momentos vividos. Hemos tenido la suerte de ser jóvenes alimentados por la ignorancia noble y el desconocimiento de la enciclopedia de la vida. El tiempo pasa, no se para, convirtiéndonos en adultos responsables de nuestras propias decisiones y compromisos ante las pruebas que el Dios del universo nos va poniendo a cada uno de nosotros.
La suerte o la generosidad de la vida, sigue siendo bondadosa conmigo, pues no en vano me sigue regalando ese gran tesoro natural como es la vida. Sinceramente, estoy muy agradecido de mi suerte y de ese sendero que un día decidí escoger. Es hora y momento de vivir con las columnas que sostienen mi vida como son: el alma, el amor, el corazón solidario, los valores morales, y, escuchar las conciencias que hablan entre ellas de tus propios actos ante la vida. Ese es mi mejor refugio, el que me da la vida, el que me cuida, me aconseja y me da la libertad de ser yo mismo.
Por último, ya es casi de noche, cuando el reloj de nuestras vidas marca las 23:30 horas de la noche. Es hora de una retirada feliz y exitosa, especialmente porque mi cuerpo se ve compensado con una dosis de salud importante para seguir luchando ante las adversidades del destino, pero también para vivir con calidad de vida y disfrutar de esas bellezas que la naturaleza nos regala cada día. Así pues, es momento de ser optimista, de tener una actitud positiva ante los acontecimientos transformativos que en estos momentos de comienzo del siglo XXI están sucediéndose.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.