La Plataforma de Afectados, que aglutina a población de Marina, Las Cabezadas y San Borondón, asevera que «no pueden perder siempre los humildes y ganar siempre los poderosos»
Los Llanos de Aridane.- “Auténtico terror” es lo que ya sienten los cientos de habitantes de Marina, Las Cabezadas y San Borondón, en Tazacorte, tras ver las imágenes del avance de las obras de la Carretera de la Costa, una impactante vía con puentes y unas enormes dimensiones por medio del mar de plataneras y coladas volcánicas de la erupción de 2021, proyecto contra el que se movilizan estos vecinos desde hace más de un año.
Por ello, la Plataforma de Afectados por la Carretera de la Costa, que cuenta con el respaldo de más de 35.000 firmas recogidas presencial y digitalmente, vuelve a hacer un llamamiento al Gobierno canario para que descarte de forma definitiva e inmediata el «mamotreto de asfalto y hormigón» que se ha proyectado por medio de estos barrios, lo que supondría la destrucción de su modo de vida con una vía rápida de gran tamaño, que además arrasaría las plataneras de más de una veintena de familias pequeñas propietarias que han tenido en este cultivo su sustento desde hace generaciones.
Desde esta plataforma ciudadana se insiste en que «el Gobierno canario no puede tomar decisiones que destruyan la vida de las personas» por lo que esperan que la Consejería de Obras Públicas «ponga cordura dentro de esta locura y en ningún caso permita que se demuela el modo de vida de la población de estos barrios».
Estos vecindarios contemplan «horrorizados» el tremendo impacto que esta infraestructura ya está causando en algunas zonas, lo que confirma su férreo rechazo a perder su identidad cultural, sus barrios y su medio de vida.
«Estamos ante un mamotreto de cemento y asfalto que causa terror con solo imaginar su paso por las viviendas, dejando sueños y proyectos de vida enterrados a su paso; destruyendo un arraigo centenario», denuncia la plataforma, que vuelve a advertir que los afectados están dispuestos a plantarse delante de las máquinas si fuera necesario.
«Si eso ocurre, si abuelos, hijos y nietos de todas las edades se ven forzadas a interponer su cuerpo entre sus barrios y la maquinaria de esta obra, la responsabilidad será de la Administración pública, porque ha habido tiempo y oportunidades de sobra para no llegar a este extremo».
«No se le pueden seguir prohibiendo los milagros a la gente humilde de La Palma», proclaman desde este movimiento ciudadano, «pues no pueden perder siempre los humildes y ganar siempre los poderosos; por lo que es hora de que gane el verdadero interés general: nuestra cultura agraria y nuestro modo de vida no pueden ser rematados en el Valle de Aridane por las propias Administraciones públicas, después de la herida casi mortal que les asestó el volcán en 2021».