Ya es hora de que la democracia y los demócratas se armen de herramientas constitucionales para impedir, que aquellos que en su ideario y delirio político pretenden ya abiertamente, mediante sus públicas propuestas políticas, gobernar para derogar nuestra Constitución y, por ende, el régimen de libertades que nos dimos en diciembre de 1978, con ya 45 años de avances y libertades. Impidamos que logren el poder político que otorga la Carta Magna mediante unas elecciones generales o locales y logremos que estos extremistas de la ultraderecha franquista sigan en las cavernas del ostracismo político y social, de donde nunca debimos haberlos dejarlos salir, hasta conseguir su erradicación de nuestra sociedad.
No debemos permitir que lo que no consiguieron estos franquistas con el intento de golpe de estado fracasado de febrero de 1981 lo logren optando a unas elecciones como partido político constitucional, cuando no solo no lo son, sino que, encima, así lo explicitan en sus programas electorales haciendo bandera de su trasnochado ideario político en este año electoral de 2023. Partidos que prometieron cumplir nuestra Constitución y sus leyes para así acceder a nuestro sistema democrático para, instalados en él, intentar destruirlo desde dentro. Son una nueva pandemia vírica –están por toda Europa y América– que atenta contra los españoles, son una nueva covid. Vienen a por nosotros para destruir todo aquello que representamos los demócratas. Activemos nuestras mejores vacunas contra ellos, la ilegalización de sus estructuras políticas y la persecución legal de la apología del franquísmo, del fascismo, etc.
Estos neofranquistas proponen en su programa electoral, entre otros, suprimir las autonomías, establecer el veto parental y derogar leyes como la del aborto, la de eutanasia, la de Memoria Democrática, la LGTBI o la de cambio climático. Es decir, leyes y normas que los gobiernos democráticos españoles desde la transición hasta hoy han aprobado o mantenido dando un marco de libertades envidiado no solo en Europa, sino en el resto del mundo, alentando para ello, el enfrentamiento y la división entre españoles, iniciando una batalla en las instituciones gracias a que el Partido Populista Español y su líder, el feijoísta, les ha dado el poder de gobierno que las urnas nunca les han otorgado. ¿Quizá será para que le allanen el camino?
La responsabilidad del PP al dar este poder de gobierno a sus socios de Vox en municipios y, por ahora, ya tres Comunidades aspirando hacerlo en otras más, es tan grave que acepta y tolera que este, su socio de gobierno, imponga programáticamente la “devolución inmediata al Estado de las competencias en Educación, Sanidad, Seguridad y Justicia”, o que emprenda una cruzada contra contenidos que apuestan por la diversidad vetando una obra de Virginia Woolf, censurando una película de Disney o exigiendo modificar una pieza teatral por su contenido LGTBI. Vox, mediante su alianza con el PP, se propone centralizar el Estado suprimiendo las autonomías, se propone volver al estatus anterior a la Constitución española de 1978. Todo parece indicar que lo que Vox se propone es ejecutar un “golpe de estado sin ruido”.
Hay que actuar. Para impedir este intento golpista franquista a nuestra democracia debemos movilizarnos y acudir en masa a ejercer nuestro derecho al voto el próximo 23 de julio, impidiendo así que una hipotética importante abstención beneficie a los populistas de Feijóo y Abascal, la extrema y radical ultraderecha, pues presumen de estar más movilizados que el bloque progresista. Lo segundo será que el gobierno resultante inicie las reformas legales necesarias para que nadie por sus ideas pueda poner en riesgo nuestro sistema democrático.
Quien se cree que tiene el derecho a coartar tu libertad no tiene el derecho a ser libre. No quiero verme vistiendo una camisa azul ni mirando cara al Sol.
Oscar Mojón, opinador sin acritud.