Artículo de opinión de Rafael Lutzardo, periodista y escritor.
No descubro nada nuevo, si escribo que en este comienzo de siglo XXI las entidades sociales dedicadas al reparto de alimentos son fundamentales y necesarias, especialmente porque vivimos en un mundo desigual y donde la pobreza predomina en una gran parte del planeta tierra. Es por ello, y en lo que respecta al Archipiélago canario, la pobreza severa en Canarias ha experimentado un aumento de 0,1 puntos porcentuales en 2021, el equivalente a un 16,8% con respecto a los datos del año pasado, y afecta a 365.055 personas que viven en hogares con ingresos inferiores a 454 euros mensuales por unidad de consumo, lo que sitúa a Canarias como la región con mayor pobreza severa del país, según los datos de la EAPN.
Datos que reflejan una alarma social preocupante en lo que se refiere a la pobreza en Canarias. Por todo ello, recientemente tuvo lugar una reunión en Gran Canaria con algunas entidades sociales dedicadas al reparto de alimentos y otras necesidades de primera mano a las familias más necesitadas. Reunión, que estuvo representada por las Asociaciones humanitarias y solidarias Hoy por ti Gran Canaria (Telde); Proyecto Vecinal de Alimentos de Mogán Nabohjelpen y Asociación Benéfica Karuna de San Bartolomé de Tirajana de Maspalomas. Una reunión, que estuvo basada en la inquietud y preocupación sobre las dificultades que está teniendo las citadas entidades sociales humanitarias a la hora de intentar resolver y colaborar con los múltiples problemas que tienen actualmente miles de familias en situación de precariedad extrema.
Por otro lado, hay que destacar que lo que se pretende con esta iniciativa llevada a cabo por el presidente de la Asociación Benéfica Karuna, Francisco Molina Ruíz, no es otra que reivindicar el esfuerzo humano que están haciendo los voluntarios/as de entidades sociales humanitarias, teniendo como objetivo más inmediato crear una Confederación de Asociaciones Humanitarias. Sobre todo, con vista a la actual pobreza que aflora en Canarias, pero también ante la retirada de ayuda de la Unión Europea, la cual no tienen previsto el envío de alimentos a partir de finales del presente año 2023. Sin duda, todo ello provocará aún más en la voluntad de la ciudadanía a la hora de recibir alimentos y otros enseres básicos que puedan aliviar sus problemas de pobrezas. ¿Quién o quienes pagan los platos rotos? Sin duda, las familias más vulnerables y pobres de Gran Canaria.
Es por ello, que estas delegaciones humanitarias representada por Hoy por ti Gran Canaria (Telde), Proyecto Vecinal de Alimentos de Mogán Nabohjelpen y Asociación Benéfica Karuna (Maspalomas), reivindican al Gobierno de Canarias y a los políticos de turnos responsables de cada municipio de Gran Canaria, que se impliquen más en las entidades sociales solidarias; que las valoren y respeten más y que comprendan la labor humanitaria que están ejerciendo cada una de ellas con miles de familias en la pobreza extrema. Cientos de persona ya no acuden a los respectivos ayuntamientos para que busquen una solución a sus graves problemas sociales. Lo hacen a través de la ONGs humanitarias y Asociaciones solidarias porque ahí es donde les extiende sus manos y les buscan alternativas para solucionar esos problemas. Cierto es, que algunos responsables de los ayuntamientos de Gran Canaria no ven con buenos ojos que muchas personas que viven en el umbral de la pobreza acudan a las citadas asociaciones humanitarias, pero esa es la realidad actual de una gran parte de la sociedad de Gran Canaria.
Por último, felicitar al amigo Francisco Molina Ruiz, junto a todas las entidades sociales humanitarias y ONGs del Archipiélago canario por la gran e importante labor que vienen realizando con las familias más vulnerables en extrema pobreza. Y es el momento de que todas las entidades sociales solidaria estén más unidas que nunca, pues de lo contrario estarán más divididos al contar con menos apoyo institucional y de recursos alimenticios prioritarios y necesarios para las familias pobres, pero también de subvenciones económicas que permitan comprar material y pagar facturas de luz y agua para las personas con cargas familiares y pobres.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.
