Gustavo Marrero intervino en calidad de experto en la comisión de revisión del Régimen Económico y Fiscal (REF) del Parlamento de Canarias
Santa Cruz de Tenerife.- El catedrático de Análisis Económico de la Universidad de La Laguna Gustavo Marrero, que es también miembro del Centro de Estudios de Desigualdad Social y Gobernanza, intervino en calidad de experto ayer, jueves 3 de octubre en la comisión de revisión del Régimen Económico y Fiscal (REF) convocada por el Parlamento de Canarias. Su intervención completa puede verse en la grabación difundida por el órgano legislativo autonómico, a partir del minuto 58.
En su intervención destacó dos hechos que, si bien son actuales, han sido causados por procesos de los últimos 30 o 40 años y ponen en entredicho el modelo de crecimiento y la política económica en Canarias en este tiempo: por un lado, la baja productividad y, por otro, los altos niveles de desigualdad tanto en renta como en riqueza.
En Canarias todo apunta a que la contribución al crecimiento del capital ha agotado su capacidad de generar crecimiento desde casi la mitad de los años 90. Este modelo de incentivos a la acumulación de capital también ha podido generar desigualdad en riqueza, ya que las rentas del capital las acumulan generalmente las clases más ricas. El actual REF no está dirigido a seguir acumulando el mismo tipo de capital, por lo que no está ayudando a que Canarias salga de los bajos niveles de productividad que tiene.
De hecho, según el experto, el vigente REF está generando al menos cinco tipos de distorsiones, que son ineficientes y negativas en la economía debido a que el capital que incentivan es muy poco productivo: primero, una distorsión en la acumulación de factores productivos que favorece el capital físico frente al trabajo y al conocimiento.
También hay una distorsión sectorial, favoreciendo a unos sectores no necesariamente los más productivos frente a otros. Igualmente, está provocando que las empresas inviertan de manera pro-cíclica y se endeuden en ciertos momentos para realizar inversiones muy improductivas para no devolver los beneficios fiscales obtenidos anteriormente. Por ello, en su opinión el nuevo REF tiene que evitar generar incentivos a la inversión cuando no es eficiente hacerlo.
Además, el régimen favorece a las empresas consolidadas que ya tienen beneficios, frente a nuevas, y no beneficia en nada a proyectos empresariales que pueden ser muy prometedores. Esto puede provocar que las empresas existentes se conviertan en dominantes en ciertos mercados, impidiendo la entrada de nuevas empresas que pueden incorporar nuevas tecnologías muy productivas al no poder competir por cuota de mercado.
Por otro lado, muchas empresas nuevas tienen su modelo de negocio en capital más intangible y fuerte inversión en conocimiento, aspectos que no entran dentro de los incentivos de los instrumentos del actual REF.
Marrero expuso que el nuevo REF tiene que evitar generar estas distorsiones que son ineficientes actualmente. Además, el régimen ha de verse como un potente instrumento que no solo puede favorecer la productividad, sino también a la igualdad de oportunidades y a la prosperidad compartida, dos de los retos que marca Europa en sus políticas económicas. De lograrlo, el REF no solo ayudaría al crecimiento sino también a mejorar la desigualdad.