FEPECO alerta que la construcción se paraliza en Tenerife

Sin obra pública, sin Plan de Viviendas y con la crisis turística, la actividad se resiente

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Santa Cruz de Tenerife.- La construcción vive un momento crucial para su desenvolvimiento, a nivel estatal nos encontramos en un momento de incertidumbre. Por un lado, por la situación política que, aparte de condicionar la confianza de los inversores, afecta negativamente a la obra pública y por otro lado, el mercado inmobiliario que está comenzando a mandar señales de un posible estancamiento. La importancia de la construcción como uno de los elementos motores de la recuperación económica del país y en concreto en el Archipiélago es incuestionable.

En Canarias, la industria de la construcción, que venía recuperándose paulatinamente de la crisis económica acaecida a comienzos del 2008, empieza a mostrar síntomas de enfriamiento. En Tenerife, los datos de afiliación a la Seguridad Social muestran una bajada a partir de julio de este año, con una profundización en agosto, pasando de 25.933 empleos a 25.430, es decir, una disminución de 503 afiliados en sólo 2 meses. Además, sigue incrementándose la brecha con la provincia de Las Palmas de Gran Canaria, donde están el 52,82% de los trabajadores del sector, en contraposición a la provincia de Santa Cruz de Tenerife que cuenta sólo con el 47,18% de afiliados, lo que supone una diferencia de 5,64 puntos. Otro dato significativo y negativo, es que el consumo de cemento ha caído un 13% interanual en agosto y si comparamos este mes con la media del segundo semestre del año pasado, la caída es aún más profunda, sobre el 21%.

Oscar Izquierdo presidente de FEPECO manifiesta que “es notable la inercia que se ha dado después de las elecciones. Tenerife se encuentra parada, estancada e inmovilizada, no sólo viariamente, sino económicamente y la preocupación aumenta por la crisis en el turismo y las posibles repercusiones adversas que pueda tener en las obras de rehabilitación hotelera, que son un nicho importante de actividad y creación de empleo. A esto habría que sumar el estancamiento en la obra pública, por falta de proyectos y de los respectivos estudios de impacto ambiental, que van a dilatar en el tiempo, el comienzo de las obras. La licitación debería asentarse en una estrategia pública planificada de creación y conservación de infraestructuras con vocación de continuidad, que precisamente no ha existido. En la última década se ha perdido en Tenerife el tiempo y la estrategia de la planificación, que debería haber contado con la elaboración de los proyectos de las obras de carreteras, para poder licitar y ejecutar”