Las Islas Canarias se enfrentan a una situación crítica en cuanto a la migración, con un número récord de llegadas en 2023 y una presión constante sobre sus recursos y servicios
Santa Cruz de Tenerife. El año 2023 ha marcado un punto de inflexión en la historia migratoria de las Islas Canarias, registrando un número sin precedentes de llegadas de migrantes. Según datos del Ministerio del Interior, las islas han recibido a 39.910 personas, representando el 72% del total de llegadas a España por vía marítima. Este aumento significativo en las cifras, que es un 154% mayor en comparación con 2022, ha superado incluso el récord anterior de la crisis de los cayucos en 2006.
Este fenómeno migratorio no solo ha puesto a prueba la capacidad de las islas para gestionar un flujo constante de personas, sino que también ha resaltado la necesidad de una respuesta coordinada a nivel europeo. Las autoridades de la Unión Europea han reforzado su compromiso de trabajar conjuntamente con países de origen y tránsito, como Marruecos, Mauritania y Senegal, para prevenir las salidas y combatir el tráfico de personas. Además, se han destinado 70 millones de euros de ayuda de emergencia en los últimos tres años para apoyar la creación de centros de acogida y mejorar la atención a los migrantes en Canarias.
Canarias actualmente tutela a aproximadamente 4.500 menores, un número que sigue aumentando y que ha saturado la red de acogida. A pesar de los acuerdos para distribuir a estos menores entre otras comunidades autónomas en España, ha habido poco progreso en este frente, con solo tres comunidades iniciando los trámites para redactar los protocolos necesarios.
La crisis no solo se refleja en las cifras, sino también en el impacto humano. Los equipos de rescate y voluntarios, fundamentales en la gestión de esta situación, han expresado su agotamiento ante el volumen sin precedentes de rescates y la presión constante. La situación en Canarias es un recordatorio urgente de la necesidad de una política migratoria más efectiva y humanitaria a nivel nacional y europeo.
El incremento en el número de migrantes ha llevado a desafíos logísticos significativos en las Islas Canarias. La gestión de los recursos, la coordinación entre las diferentes organizaciones y la necesidad de ampliar la infraestructura de acogida han sido aspectos críticos en la respuesta a esta situación. Las islas han tenido que adaptarse rápidamente para proporcionar alojamiento, atención médica y servicios básicos a un número creciente de personas en un contexto de recursos limitados.
La llegada masiva de migrantes ha ejercido una presión considerable sobre los servicios locales, incluyendo la sanidad, la educación y los servicios sociales. El sistema de salud, ya de por sí presionado, ha tenido que atender a un número creciente de personas, muchas de las cuales requieren atención médica urgente tras su peligrosa travesía. Además, la necesidad de integrar a los menores no acompañados en el sistema educativo representa otro desafío significativo.
Ante esta situación, ha habido llamamientos para una mayor implicación y apoyo de la comunidad internacional. La crisis migratoria en Canarias no es solo un problema local o nacional; es un desafío que requiere una respuesta coordinada y solidaria a nivel internacional. Organizaciones internacionales, ONG y otros actores globales tienen un papel crucial que desempeñar en la prestación de apoyo, tanto en términos de recursos como de experiencia en gestión de crisis.