Santa Cruz de Tenerife.- Las asociaciones conservacionistas ATAN (Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza) y ACBC (Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria), manifiestan su sorpresa ante este anuncio del Cabildo Insular de Tenerife de que “pondrá en marcha una subvención insular para el control y esterilización de colonias de gatos en Tenerife”.
La principal sorpresa se debe a las numerosas incoherencias mencionadas en el anuncio. Por un lado, se afirma que “los gatos no tienen que estar en la calle, no es su sitio y suponen, además, un peligro para la salud pública…”, mientras que por otro se pretende mantener en la vía pública, a través de esta subvención, colonias de gatos a través del método CER (Captura, Esterilización y Retorno). Según el Sr. Consejero esta subvención se sumará a los 50.000 euros que se destinan al refugio de animales de Ravelo.
Para estas asociaciones conservacionistas este anuncio es una muy mala noticia para la conservación de la fauna autóctona que habita en nuestras ciudades y pueblos, además de suponer un riesgo para la salud humana. El Sr. Javier Parrilla debería saber que los métodos CER, en la inmensa mayoría de los casos, no logran reducir la población de gatos, por el contrario, suele aumentar tras su aplicación. Se podría pensar que es sencillo capturar a estos gatos, esterilizarlos y volverlos a soltar para que la colonia no crezca en número y acabe desapareciendo. Pero esto no se produce porque estos gatos no viven en un recinto cerrado, por lo que se pueden desplazar sin impedimento alguno y, además, continuamente se incorporan nuevos individuos a la colonia. Para conseguir que una población abierta de gatos reduzca su número es necesario esterilizar a la práctica totalidad de sus integrantes, esto es muy difícil de conseguir, y en muchas ocasiones imposible en zonas abiertas. Por ello, este método en la práctica fracasa, así lo indica la información científica disponible, y además así lo atestiguan las colonias de gatos que permanecen de forma indefinida en un lugar cuando se les sigue ofreciendo comida de forma continuada. Por ello, consideran esta iniciativa como ineficaz para tratar de solucionar el problema de los gatos vagabundos en entornos urbanos y rurales.
Por otro lado, no se puede olvidar que los gatos bien alimentados, ya sean de colonias de gatos vagabundos o domésticos con acceso al exterior de sus domicilios, continúan depredando sobre la fauna silvestre, aunque residan en entornos urbanos. En muchas ocasiones, depredan sobre especies o subespecies endémicas insulares (mosquiteros Phylloscopus canariensis; herrerillos Cyanistes teneriffae; canarios Serinus canarius; capirotes Sylvia atricapilla heineken; mirlos Turdus merula cabrerae, etc.), muchas de ellas incluidas en Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas) y por tanto protegidas por la ley. Por lo que estas prácticas tampoco resultan aceptables desde el punto de vista de la conservación. Así, para proteger a una especie argumentando evitar el maltrato animal, se ocasiona la muerte de muchas otras.
Otro punto, no menos importante, es el riesgo que supone para la salud pública. La presencia constante de gatos en los espacios públicos es una amenaza para la salud de las personas y de los animales domésticos, ya que son muchas las zoonosis que pueden transmitir (toxoplasmosis, salmonelosis, etc.).
A estas asociaciones conservacionistas, les sorprende enormemente que, tanto el Cabildo de Tenerife como algunos ayuntamientos, apoyen estas prácticas en lugar de, como Administraciones Públicas que son, proteger la salud medioambiental, prevenir sus factores de riesgo, así como promover la prevención y lucha contra las zoonosis y garantizar la sanidad medio ambiental, tal y como indica en el artículo 23 de la Ley 11/1994, de 26 de julio, de Ordenación Sanitaria de Canarias. Las diferentes administraciones deberían seguir las indicaciones de los científicos, en lugar de dejarse llevar por opiniones infundadas.
Tanto el cabildo como los ayuntamientos que pongan en funcionamiento estas peligrosas prácticas deben conocer que serán ellos los principales responsables de los impactos, tanto medioambientales como sanitarios, y que, a día de hoy, estas actuaciones no se ajustan al marco jurídico vigente en Canarias.
Por todo ello, estas asociaciones exigirán que esta financiación se dedique a establecer recintos cerrados para albergar a los gatos vagabundos, única forma de que el método CER funcione y que su número se reduzca con el tiempo. Además, con esta acción se conseguirá reducir los impactos ambientales y los riesgos que tienen para la salud pública la presencia constante de gatos en la vía pública.