Las plantas 10 y 5 del Hospital Universitario de Canarias son especiales. En ellas, concretamente en la planta 10, estuve varias veces ingresado, donde pude ver otro mundo y otro lugar totalmente distinto al de la sociedad donde habitualmente resido. Un equipo de sanitarios profesionales que se desviven por cuidarte, respetarte y ofrecerte una sonrisa en los momentos puntuales de tu vida. Una planta especializada para casos y enfermedades muy delicadas. Aquí, en este piso del Hospital Universitario de Canarias, es donde comienza para mí una nueva vida, una nueva forma de valorar las cosas y saber quién eres tú. De la misma manera, los días y las noches se hacen eternamente grande; escuchando muchos ruidos del material sanitario que llevan los profesionales en sus respectivos carritos para realiza las curas a los pacientes. Mientras que las noches, y no siempre, se escuchan las voces de algunos enfermos gritando, hablando o cantando. También hay que reconocer la gran labor que realizan el personal de mantenimiento; celadores/as, auxiliares de enfermerías y personal de limpieza.
Así se caracteriza esta planta número 10 del citado Hospital Insular. Es por ello, que doy gracias a Dios por tener una Sanidad Pública maravillosa, que aunque esta carente de muchas cosas, motivada por los recortes sanitarios realizados por los ineptos de nuestros gobernantes, seguimos teniendo una Sanidad Pública importante. En lo que respecta a la otra planta, la 5, es otro lugar sumamente importante, delicado y especial. Es ahí, donde comienza a luchar por tu vida. Es el primer paso donde comienza tu primer tratamiento, bien sea a través de la inmunoterapia o quimio. De momento yo estoy con el primer tratamiento; el cual resultó ser bastante agresivo la primera vez que me lo pusieron. Ahora llevo el segundo, con dosis más bajas y con menos agresividad. Como escribía anteriormente, refiriéndome a la planta 5, puedo decir orgullosamente que es un lugar de meditación, de reflexión y de ver cosas que nunca había visto. En las dos ocasiones que he tenido que estar, junto con otras muchas personas, he podido comprender el valor que tiene la vida, donde muchos pacientes se aferran a la vida a través múltiples sueros y otros líquidos para combatir los distintos cánceres que tienen en sus cuerpos. Al igual que el mío, yo también estoy luchando por vencer esta maldita enfermedad; ayudándome el apoyo de una parte de mi familia y el calor de mis grandes amigos/as.
Por otro lado, cuando termino mi sección de inmunoterapia y vuelvo otra vez a la realidad de la otra vida de la calle, observo que algo esta cambiando mi vida. Es decir, me parece que ahora estoy viviendo dos mundos totalmente diferentes. Me explico, el de la sociedad actual donde vivo y el del Hospital Universitario de Canarias. Toda esta experiencia que estoy viviendo en la actualidad me esta sirviendo para ver la vida más despacio, saber valorar cada día más la importancia de vivir en este mundo; el valor y lo hermoso que es tener tantas amistades y amigos/as especiales y el apoyo de mi familia. Sinceramente, no estoy solo, pues no en vano, en el otro lugar, en el Hospital Universitario, también he conocidos a muchas personas de todas las clases sociales. En ese lugar de la Sanidad Pública de Canarias, también tengo amigos/as que me quieren y respetan. Así pues, el apoyo incondicional de las familias, amigos/as y las ganas que tú pongas de vivir, son las claves para conseguir el objetivo esperado que no es otro que vencer al cáncer.
Rafael Lutzardo, periodista y escritor.