Apoyando la creación de un Parque Nacional marino en El Hierro

ACBC - ATAN

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Zifio de Cuvier, El Hierro./ Cedida.
Zifio de Cuvier, El Hierro./ Cedida.

La Ley 30/2014, de 3 de diciembre, de Parques Nacionales, define los Parques Nacionales como “espacios naturales de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la explotación o actividad humana que, en razón de la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna, de su geología o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, culturales, educativos y científicos destacados, cuya conservación merece una atención preferente y se declara de interés general del Estado”.

En lo que se refiere al medio marino, uno los principales objetivos que se persigue es conservar especies, comunidades marinas y zonas de alto valor biológico, ecológico y productivo, así como paisajes naturales costeros y submarinos. Estos espacios protegidos sirven para propiciar la recuperación y mejora de los recursos pesqueros, de forma que se logre el desarrollo de una actividad pesquera sostenible, y paralelamente generar nuevas economías poniendo en valor el buen estado de conservación de la biodiversidad, la calidad de los recursos y el atractivo intrínseco de la zona y su valor paisajístico. La creación de un área marina protegida permite, además, conservar el patrimonio cultural local relacionado con el medio marino y generar nuevas actividades educativas y de investigación.

El Hierro cumple sobradamente con estos criterios y tiene la potencialidad para alcanzar los objetivos mencionados. Su naturaleza marina es singular, tanto en geodiversidad como en biodiversidad y paisajes. Es una isla joven sin apenas plataforma submarina, de forma que los fondos profundos están cerca de la costa y presentan una gran diversidad geomorfológica (veriles, cuevas, crestas extensas, conos volcánicos, etc.), relacionada con el vulcanismo reciente y los procesos de deslizamiento gravitacionales. La particular biodiversidad marina herreña, la de mayor grado de tropicalidad dentro del área europea y norteafricana, es decir, de toda la provincia biogeográfica marina Atlanto-mediterránea que incluye a la ecoregión macaronésica (Azores, Madeira, Salvajes y Canarias), está muy bien conservada debido a una actuación humana tradicionalmente muy racional y ajustada a la baja productividad de las aguas.  A ello ha contribuido en tiempos recientes la Reserva Marina de Punta de La Restinga-Mar de Las Calmas, creada en 1996, y un ordenamiento pesquero bastante ajustado a las características de los recursos herreños. La capacidad de resiliencia de este espacio protegido y la autoregulación pesquera han permitido la recuperación después de los importantes efectos negativos producidos por el volcán submarino.

Entre sus valores biológicos podemos señalar la presencia de endemismos, de especies protegidas, vulnerables y singulares por su carácter tropical, no presentes o raras en otras de las islas. Existen también importantes formaciones de especies estructurantes y bioconstructoras, es decir, que crean el ambiente donde se desarrollan otras muchas, como ocurre con los bosques de corales negros y los bancos de corales blancos y esponjas profundos, así como los particulares ecosistemas de las áreas con fumarolas volcánicas, etc. Además, esta biodiversidad presenta particularidades extraordinarias a nivel específico, como la presencia de poblaciones residentes de varias especies amenazadas y vulnerables de cetáceos (delfín mular, zifios) y elasmobranquios (rayas, angelote y otros tiburones). Por otra parte, es una importante zona de paso migratorio de diversas especies de la megafauna pelágica, caso de varias tortugas, tiburones martillo, tiburón ballena, mantas y rorcuales entre otras especies amenazadas.

La propuesta de declaración del primer parque nacional exclusivamente marino en la isla de El Hierro, cubriendo un amplio sector de sus aguas con una adecuada sectorización de usos, constituye un planteamiento reciente de gran importancia para la conservación y gestión de la biodiversidad y los recursos marinos herreños y canarios.  En un momento en el que la sobrepesca y su sinergia con los efectos de fondo del cambio climático está afectando ya de manera evidente a los ecosistemas y recursos del archipiélago, en el que el calentamiento de las aguas está dando lugar a una tropicalización progresiva, que si bien permite la llegada de nuevas especies con afinidad tropical también propicia el enrarecimiento de las nativas de origen templado, y donde la acidificación y la introducción de especies exóticas y potencialmente invasoras están igualmente contribuyendo a generar efectos negativos; se está corriendo un gran riesgo de alteración de los ecosistemas, la productividad y los recursos. En este sentido, los espacios protegidos bien ordenados representan una poderosa herramienta de resistencia y resiliencia frente a esos efectos negativos y contribuyen a la conservación y la sostenibilidad.

El Hierro fue elegido para este propósito en base a sus características diferenciales y buen estado de conservación, en dura pugna con otras zonas del país. Además de ayudar a conservar la particular biodiversidad marina herreña, el Parque Nacional incluiría hasta ochos sistemas naturales marinos que han de protegerse de acuerdo con la Ley 30/2014, de 3 de diciembre, de Parques Nacionales. Algunos de ellos, como es el caso de ‘Bancos de corales profundos’ y ‘Áreas pelágicas de paso, reproducción o presencia habitual de cetáceos o grandes peces migradores’ se hallan actualmente ausentes en la Red estatal de Parques Nacionales, y otros como ‘Veriles y escarpes de pendiente pronunciada’ y ‘Bajos rocosos’ están insuficientemente representados. A esto, habría que sumar ahora los sistemas relacionados con la salida de gases de origen volcánico. Su declaración puede contribuir en gran medida a solventar de manera adecuada determinados problemas que actualmente comienzan a comprometer -todo hace prever que en un futuro próximo de forma importante-, la preservación del valioso ecosistema marino herreño y sus recursos, asegurando la participación social y la dotación presupuestaria para la gestión del espacio protegido y el desarrollo sostenible.

La propuesta fue sometida en su momento a un proceso de participación ciudadana. Se parte de la idea que el Parque solo podría ser declarado tras alcanzar un nivel de consenso bastante alto con la población y las instancias políticas locales. Tuvo apoyos por parte de varios colectivos que entendieron que la declaración del Parque Nacional podía reportar muchos beneficios medioambientales, sociales y económicos, entre ellos el de los pescadores artesanales. También contrarios como los pescadores recreativos y el gobierno insular del momento. Ahora, cuando el gobierno insular actual es partidario de crearlo y dar a El Hierro el prestigio que conlleva contar con la figura de un Parque Nacional, y las posibilidades y beneficios que puede generar para el pueblo herreño, vuelven a surgir voces con los mismos planteamientos contrarios de antaño que parecían superados. Desde la ACBC y ATAN entendemos que renunciar a tal privilegio parece una decisión de poca responsabilidad con las generaciones futuras. 

 

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El Hierro cumple sobradamente con estos criterios y tiene la potencialidad para alcanzar los objetivos mencionados.
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