La creciente tendencia del alquiler vacacional (Vv) en Tenerife no solo está transformando el turismo en la isla, sino que también plantea retos significativos para el acceso a la vivienda por parte de los trabajadores locales
Santa Cruz de Tenerife. El alquiler vacacional (Vv) en Tenerife, un fenómeno en auge que remodela el paisaje turístico y residencial de la isla, se encuentra en el punto de mira tanto de autoridades como de residentes y empresarios del sector. Con 46,486 viviendas destinadas a este fin, representando una oferta de aproximadamente 190,000 plazas turísticas, la situación actual plantea desafíos significativos en términos de planificación urbanística, equilibrio residencial y sostenibilidad turística.
La proliferación del alquiler vacacional, incrementada notablemente en los últimos dos años con cerca de 9,000 registros nuevos, ha generado un tenso debate sobre su regulación. Las autoridades canarias buscan establecer límites que garanticen un equilibrio entre la oferta turística y el derecho a la vivienda, en un esfuerzo por preservar la calidad de vida de los residentes y la sostenibilidad del entorno.
Esta situación ha llevado a un aumento significativo en los precios de alquiler, con incrementos interanuales del 18,6% en Las Palmas y del 16,9% en Santa Cruz de Tenerife, según datos de Fotocasa. Este fenómeno, conocido como turistificación, desplaza a los residentes hacia la periferia, incrementando la dependencia del transporte y, por ende, la huella de carbono de la isla.
El modelo de alquiler vacacional, aunque lucrativo para algunos, genera controversia respecto a su contribución real al empleo de calidad y a la economía local frente a la industria hotelera tradicional. La Asociación Canaria de Alquiler Vacacional (Ascav) destaca que este segmento aporta 2,000 millones de euros anuales a la economía de Canarias, enfatizando la importancia de una regulación cuidadosa que no perjudique a las familias que dependen de esta actividad. Por otro lado, la escasez de vivienda y las condiciones impuestas por algunas empresas de explotación turística complican aún más el panorama.
La oferta de alquiler turístico en España ha experimentado un crecimiento del 11% en el primer trimestre de 2023, recuperándose gradualmente tras el impacto de la pandemia. Este repunte refleja una tendencia al alza en la demanda, la ocupación y los precios, tanto en España como en comparación con otros países del sur de Europa como Italia y Portugal.
El marco regulatorio actual, basado en el Decreto 113/2015 y sucesivas modificaciones y sentencias, establece criterios específicos para la clasificación y operación de viviendas vacacionales. Sin embargo, la complejidad de la legislación y las continuas actualizaciones subrayan la necesidad de una comprensión detallada por parte de los propietarios y operadores de este tipo de alojamiento.
En resumen, el alquiler vacacional en Tenerife enfrenta desafíos críticos que requieren un enfoque equilibrado. La necesidad de una regulación que armonice los intereses económicos con el derecho a la vivienda, la calidad de vida de los residentes y la sostenibilidad ambiental es más apremiante que nunca. La evolución de este sector será determinante para el futuro del turismo y la habitabilidad en la isla.
